martes, 11 de septiembre de 2007

TRIPTICO DEL DOLOR

1.- Kate no se desmoronó en el interrogatorio del pasado viernes. Un interrogatorio de once horas. La policía portuguesa pensaba que se desmoronaría y confesaría su participación en la desaparición de Madeleine. No se desmoronó porque tiene dos hijos más. Por sus otros dos hijos, aguantará más allá del bien y del mal.

2.- La policía portuguesa –es obvio- me necesita. Cobro poco: alojamiento (habitación con baño, austera, sin lujos) y comida de menú de 7 euros. El café me lo pago yo. Madrugaré. Aprenderé portugués. Necesitan un especialista en Kierkegaard. Sólo un especialista en Kierkegaard resolverá el caso. Llamadme ya. Iré aunque sea andando. Con Kierkegaard en el bolsillo.

3.- Avance de la teoría de la espiral simbólica: pérdida de trabajo, pérdida de status profesional, pérdida de posibilidades educativas de los gemelos en un futuro, pérdida de la amistad, pérdida de la familia. Y la última pérdida: pérdida de los dos hijos vivos, que pasarán al mundo feliz de los servicios sociales ingleses. Por tanto: Madeleine fue raptada. La culpa: la espiral simbólica. La culpa: TODOS NOSOTROS.

10 comentarios:

Doberka dijo...

Últimamente mi cabeza da vueltas sin parar, casi diría yo, que me falta poco para parecerme a la niña del exorcista. Suele sucederme cuando, en casos como estos, las cosas no tienen, ni pies, ni cabeza. Si no fuera porque la vida de una niña está en manos de no se sabe quién. Haría una lista generosa de las
conversaciones que posiblemente cenaron esa noche junto a los seis amiguetes libres de niños. Pero, Madeleine, se merece más respeto que todo lo que yo pueda imaginar.

Pienso que cuando dices "TODOS NOSOTROS", te referirás a la sociedad en general y actual, si es así, creo que tienes una razón abismal. Porque esto de proporcionar sedantes u otras vitaminas parecidas a los niños para encuadrarlos según la agenda prevista, aunque dicha agenda esté cerrada por vacaciones y lo que te apetece de verdad es pillar una cogorza para parar siete trenes, que yo sepa sólo está sucediendo en la actualidad.
Se de algunos padres que dicen que se las ha recetado el médico porque tienen niños ¿cómo es la palabra?.
Ya la tengo: "Hiperactivos".
Antes esa clase de niños solían hacer carreras con otros para ver quién ganaba. O jugaban a cualquier cosa con el balón hasta agotarse y cuando estaban en casa se les escuchaba y les enseñabas a escuchar a los demás. Y sus padres se sentían orgullosos y afortunados por tener un hijo/a inquieto e inagotable. Ya se que los padres estaban en casa más tiempo, pero eso es algo que hay decidir antes, si podeis, pero en todo caso si no los aguantáis tomaros ún Gelocatil vosotros. Quizás esté equivocada, pero... creo que ahora ya soy la niña del exorcista.
Besos, MVV.

Anónimo dijo...

Manuel Vilas: eres la hostia, tío. Pero de dónde has salido!!!!!????

Fernando dijo...

CV...me has recordado mi lado de historiador (je,je)...así que hablando de TRÍPTICOS que mejor que el del cordero místico de Hubert y Jan Van Eyck de Gante?...hay si que hay misterio y belleza...para quien no lo recuerde que lo busque en google.

Luisamiñana dijo...

Los medios de comunicación tienen muchas ganas de que los MacCann sean culpables.
Lo sean o no, a los medios de comunicación les da lo mismo que la policía portuguesa no sepa hacer la o con un canuto. La posibilidad de que lo sean ha realimentado al monstruo. Y seguramente a la policía portuguesa le gusta mucho que los medios de comunicación les hagan tanto caso. A los MacCann también. Sólo faltan agentes de Scotland Yard en el Algarve. Puro cine.

pepe montero dijo...

Pues entonces, que no nos abandone la frivolidad y la ironía hacia los temas graves, hasta que graven gravísimamente nuestra propia gravedad.

Anónimo dijo...

sobre todo ironía. sí, sí, sí.

dice la leyenda que los padres de madeleine, antes de salir con sus amigos de vinorros, leyeron a su niña un cuento de buenas noches: era el de pinochet... ay, no, no, el de pinocho... bueno, yo qué sé.

Y mientras tanto, kierkegaard es lo más alejado de pinocho, ay, no, no, de pinochet, no?

Doberka dijo...

Deseo que aparezca Madeleine y que lo haga llena de vida, pero si no aparece de ninguna manera, ni ella, ni los culpables. Espero que dentro de unos años cuando sólo sea un tortuoso y lamentable suceso más, a nadie se le pase por la cabeza hacer una exposición cultural para exibir "culturalmente" los pocos rastros( o, muchos),que han encontrado de la niña. Siguiendo los pasos, que en Estado Unidos han llebado algunos de los restos de lo que quedó de los aviones que se estrellaron en uno de los rascacielos, y además expuestos en la misma posición( se supone)que tenían cuando ocurrió el evento. Casi es de agradecer que no se les ha pasado por la cabeza exponer todas las dentaduras que se encontraran allí, o las de todos los que después las han perdido.
Bienvenidos a la cultura del odio. Con dos narices...
Lo siento... ya salió otra vez la niña del exorcista...

Un abrazo MVV.

Anónimo dijo...

La principal consecuencia de todo esto es que ya nadie puede estar seguro de nada, y que cualquier resultado de la investigación siempre va a ser cuestionado. En efecto, a los medios les "gustaría" que los padres fueran culpables, les daría mucho que publicar durante semanas. A los productores de Hollywood, que ya se frotan las manos, quizá también. Y es posible que también a la policía. Desde luego, esto es un guión de cine en toda regla.
Por otro lado, mejor que Scotland Yard no vaya al Algarve: en Gran Bretaña tienen la misma fama que para todos ahora la policía portuguesa.
La cuestión es que todo lo que sucede puede ser por interés y presión de medios, policía, etc., pero al mismo tiempo puede ser una gigantesca coartada mediática para los autores, si es que son los padres, claro.

Anónimo dijo...

Twin Peaks II

Anónimo dijo...

Creo que la vi. En ese gesto que hace mi hija cuando se sorprende. Allí estaba M. También creí verla cuando mi padre jugaba al billar americano. Sí, allí estaba M., en el gesto de mi padre justo antes de situarse con estrategia. Vi a M. en la cara de la polaca que recogí haciendo autostop camino de Lepe. Era igualita. Vi a M. en el rostro de la cajera cuando me dijo que no tenía línea en la máquina para pagar con tarjeta los cereales y la bandeja de chuletas. M. estaba en mi neceser, entre las sábanas de mi cama, en los bolsillos de mi abrigo. M. está en mi cutis, en mis pies, en mis dedos, en mis muñecas. M. está clavada como una aguja en la cuenca de mis ojos. M. no existe. M. es un rumor. M. es una leyenda urbana. M.: ¿quién ha visto a M.?