lunes, 2 de julio de 2012

VUELVE EL GRAN JUAN DE MAIRENA



Juan de Mairena pregunta sobre historia de la literatura universal a su alumno aventajado.
Mairena: ¿quién es mejor escritor Bukowski o Faulkner?
Alumno: Ni Bukowski era tan malo ni Faulkner era tan bueno.
Mairena: Excelente, excelente.
Alumno: Gracias, maestro.
Mairena: Aplique ahora ese juicio a algún caso de la literatura española contemporánea.
Alumno: No puedo, es imposible.
Mairena: Tiene usted matrícula de honor.

domingo, 10 de junio de 2012

jueves, 31 de mayo de 2012

UN SMS DE AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO

PEGO AQUÍ ABAJO EL SMS QUE ME HA MANDADO AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO SOBRE "GRAN VILAS":

Dime tú, oh, Gran Vilas, si en algún poema de Gran Vilas aparece una parte microscópica de mí, si mi dicha y mis miserias imantaron de aire vital y polvo de oro una palabra, acaso una simple letra de Gran Vilas. Dime tú, Gran Vilas, si en cualquiera de tus grandes poemas ha cabido al menos un miligramo de esperma de mí. El mundo necesita saberlo, Gran Vilas. El mundo necesita de ese talismático y genésico amor, sí, sí, sí, oh Gran Vilas.

................................

Comentario de Vilas: yo escribo para que la gente se enamore, como AFM. Qué bien. Cuando he leído el texto de Agustín, ah, por fin, me he sentido Gran Vilas. Fernández Mallo enamorado, sí, sí, sí. Escribo para que la gente AME. Amor hay en el texto de Agustín. Amor siempre. Lo demás ni es real ni existe.

sábado, 19 de mayo de 2012

"LOS CHICOS ESTÁN BIEN" (ARTÍCULO APARECIDO EN EL "ABC CULTURAL" DE HOY SÁBADO)


 "LOS CHICOS ESTÁN BIEN"

Por Manuel Vilas

  La banda de rock más longeva del planeta, The Rolling Stones, se formó en abril de 1962, aunque creo que el padre de la música Pop anglosajona fue el poeta norteamericano Walt Whitman. El autor de Canto a mí mismo se inventó la libertad individual como una exaltación provocativa y la alegría de estar vivo como única luz del mundo. Creo también que los dioses nos hurtaron el que debiera haber sido el mayor espectáculo de la Historia Universal: ver envejecer a Elvis Presley. Elvis hubiera cumplido el pasado mes de enero 77 años. Si Elvis no hubiera muerto en 1977, el mundo sería distinto, mucho mejor sin duda. Presley es todo. Presley aplastó a Platón, Marx y Freud juntos o por separado, da igual, porque el Pop es la única cultura viva que existe, la única real, las demás culturas están muertas, aunque su muerte nos apasione y nos siga conmoviendo.
  La trascendencia de Elvis la sabía muy bien John Lennon, cuando dijo que antes de Elvis no existía nada. Los dioses nos han permitido ver cumplir 70 años a Bob Dylan. El día que Dylan muera puede que yo me suicide. No concibo que Bob Dylan no esté en este mundo. Sin Bob Dylan, el mundo no merecerá la pena. Cuando muera Dylan, temblará la tierra, los mares se evaporarán y las ballenas ardiendo de pena cantarán A Hard Rain´s A-Gonna Fall. Jamás he dejado de temblar cuando oigo esa canción. Siempre temblando. Temblar es lo único que importa.
  Lou Reed acaba de cumplir 70 años. El mejor drogadicto de la historia del rock se convirtió en un saludable septuagenario. El rock es sangre de la buena; excluye el sobrepeso, las canas, las corbatas, la calvicie y la jubilación. Pero la gran noticia que mueve las poleas amorosas de este artículo son las bodas de oro de Mick Jagger con sus Stones. Cincuenta años calentando el mundo. También se cumplen cincuenta años del primer disco de Bob Dylan. No está de más recordar que, dos años después de la creación de los Rolling, en el 64, se fundó The Velvet Underground, la banda de rock más nerviosa de la historia de la música Pop, sin la cual no hubiera existido un grupo tan sobrecogedor como Joy Division. Decir Joy Division es decir Dios. Y en el 64 se fundaron The Who. Nadie sabía cómo iban a envejecer los grandes iconos del rock. Creo que la cirugía capilar que adorna el cráneo de Mick Jagger es un prodigio de la tecnología. A veces imagino que el líder de los Stones financia algún laboratorio farmacéutico dedicado a la investigación en implantes capilares: pelos fuertes y duros como sogas y abundantes como la miel en la cabeza de un septuagenario feroz. Es un dinero bien gastado. Da igual tu edad biológica: esa es la pedagogía revolucionaria del rock. La edad no existe. No existe la vejez.  La momia vitalista de Keith Richards, con sus dedos deformes, con su sonrisa agrietada, con su delgadez escandalosa, con su cara cuarteada como un mapa extraterrestre de seísmos lunares, es el cuerpo humano más civilizado de Occidente. Él es el canon de la vejez whitmaniana. Lo demás no importa.
  Ver actuar a The Who es ver la inmortalidad hecha aullido racial. La primera vez que los vi encima de un escenario, Roger Daltrey y Pete Townshend tenían casi 65 años, pero eran dos almas veloces. Los Who se conservan perfectamente. Lou Reed no. Lou Reed ha perdido la voz, cuando intenta cantar “Sweet Jane” yo sufro lo indecible. Una de las canciones más hermosas de la historia cae hecha pedazos desde sus labios rotos por la edad. Lou aguantó bien subido en un escenario hasta los primeros años del siglo XXI. Vi a Lou Reed en el 2000 en Zaragoza y estuvo estupendo. Pero las últimas veces que lo he visto me ha dado pena. Necesita una prótesis de cadera. David Bowie vive escondido, nadie lo ha visto desde hace unos cuantos años. Es mejor así. Pero cómo olvidar esa filmación de 1973 que corre por YouTube de Marianne Faithfull y David Bowie, disfrazados los dos, ella de sacerdotisa y él de corista, cantando juntos “I Got You Babe”. Cada vez que veo ese vídeo me echo a llorar. Qué hermosa era Marianne Faithfull: todos la amaron. Fue la novia de Jagger. Yo me pregunto qué se dirán Marianne y Jagger cuando se vean por ahí de vez en cuando. Las chicas envejecen peor, es una regla del capitalismo trascendental que se cumple en el Pop de una forma crudelísima. También Nico fue la amante de todos. De Nico ya no se acuerda nadie; yo sí, todas las noches rezo por ella. La que está poderosa es Patti Smith, la vi hace poco en directo y sigue bien. Las chicas están bien. Salvo Nico, que se murió.
  No me convencen los conciertos que da Dylan en los últimos tiempos. Me da pena. Mucha pena. Aparece con su sombrero mexicano y con americana de almirante, escondido en un nicho del escenario. Parece el gran cadáver de todos los tiempos y cuando se pone a cantar destroza todas su canciones. Pero ahí están los Who y los Stones, esos sí, esos aguantan, esos se acercan al borde del escenario, esos aceptan la tauromaquia del rock. Esos torean con riesgo. Dylan y Lou no torean. Los Who siguen cantando en sus conciertos aquella vieja canción “The Kids Are Alright” (Los chicos están bien). Los chicos ahora tienen setenta años. Versionean esa vieja canción, que en sus orígenes de los años sesenta tenía una duración de tres minutos, y ahora la alargan hasta casi los ocho minutos. Y sobre la vieja letra construyen todo un himno a la juventud perdida. Los chicos son buenos. Somos buenos chicos, nos hemos hecho viejos pero seguimos siendo los mismos macarras de siempre. Te partimos la cara cuando quieras, querido. Y esa es otra oración whitmaniana.
  Pero saben que morirán. Lo saben. Un día lo dirá la televisión: “ha fallecido en su mansión de…” Tenemos que estar preparados para el gran adiós de los hombres salvajes. En el excelente documental de Scorsese sobre la vida de Dylan, titulado No direction home, hay un momento de oro, cuando Dylan recuerda lo que le dijo una noche alcohólica Liam Clancy: “Recuerda, Bob, sin miedo, sin envidia, sin maldad”. Los chicos están bien, están bien porque cumplieron con la ley: “no fear, no envy, no meanness”.  

IRONY MAN: UN NUEVO SUPERHÉROE


miércoles, 2 de mayo de 2012

domingo, 22 de abril de 2012

"LOS TÍTULOS INFINITOS" (ABC CULTURAL, 21-4-12)


   Los títulos largos son peligrosos porque las bestias del olvido no tienen piedad. Y cuando la novela tiene éxito siempre acaba abreviada en su título. Abreviamos la gran novela de Cervantes llamándola “El Quijote”, cuando vino a este mundo con el nombre de “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”. Lo mismo hacemos con  “El Lazarillo”, que se titulaba “La vida de Lazarillo de Tormes: y de sus fortunas y adversidades”. La modernidad, en cambio, se hizo parca y económica. James Joyce tituló a su libro “Ulises”, con una sola palabra. Franz Kafka y su amigo Max Brod se estiraron un poco y le colocaron un artículo a la palabra esencial: “El castillo”. También fue lacónico Jorge Luis Borges con sus “Ficciones”, o, concediéndose la extensión del artículo, con “El Aleph”. Ya Gabriel García Márquez intuyó que la largura lírica en el título podía ser un acierto, y allí están su “El coronel no tiene quien le escriba”, o “Crónica de una muerte anunciada”, o “El amor en los tiempos del cólera”, títulos que invocaban el exotismo como virtud literaria, el exotismo del Tercer Mundo vendido en largos títulos exuberantes para el mercado occidental.
  En las mesas de novedades de cualquier librería pueden leerse títulos larguísimos de novelas. Parece como si los autores y editores pensaran que la amplitud del título va a alargar la vida comercial del libro, títulos como tentáculos que se agarran a la mesa de novedades resistiéndose a ser devueltos a los distribuidores o ser confinados en las estanterías alfabéticas. Confieso que no me disgusta el celebérrimo título de Stieg Larsson, “Los hombres que no amaban a las mujeres”; es un buen título,  porque lo normal es que los hombres amen a las mujeres; no amar a las mujeres es un misterio; si quieres resolver el misterio, lee la novela. Obviamente, yo no he leído la novela de Larsson. Para resolver estos misterios lo que yo hago es ver la película.  Las películas, porque he visto las dos. Otro título largo y de éxito reciente es la novela de Jonas Jonasson titulada “El abuelo que saltó por la ventana y se marchó”. Es éste un título que sugiere la posibilidad de una ancianidad contestataria,  una ancianidad alternativa y eso debe de vender seguro, pues todo el mundo quiere ser un anciano “cool”. Aun me acuerdo de aquella novela inocente titulada “El niño con el pijama de rayas”. La cursilería puede ser también mansedumbre ideológica.
  Pero los títulos largos más conseguidos son los de Larsson: “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina”, o “La reina en el palacio de las corrientes de aire”. Son títulos que invitan a pensar en una trascendencia humana detrás de esa selva de palabras: Usan la poesía, la usan como reclamo, sólo como reclamo. La ampliación del título en una novela suele jugar siempre con la sintaxis. Sí, la sintaxis, aquella vieja disciplina de los bachilleres españoles, que consistía en analizar oraciones. Un título puede calificarse de largo si contiene una oración subordinada, y especialmente si la subordinada es de relativo. ¿Alguien recuerda las oraciones subordinadas de relativo, también llamadas adjetivas? Son muy hermosas las oraciones subordinadas de relativo. Elvira Lindo utiliza una subordinada de relativo para titular su último libro “Lugares que no quiero compartir con nadie”. También lo hace Belinda Alexandra en su novela “La lavanda silvestre que iluminó París”. Los títulos con oraciones subordinadas de relativo buscan desafiar al lector con un acertijo, buscan también un énfasis sentimental, una cierta euforia del corazón. Kafka y Brod podrían haber titulado así: “El Castillo al que nunca irías de vacaciones con tu novia japonesa”. Yo debería haber titulado mi última novela de este modo: “Los inmortales de Central Park que desayunaban con las ardillas enamoradas”. Lo digo por el título de Katherine Pancol: “Las ardillas de Central Park están tristes los lunes”.
  Charles Bukowski también hizo títulos largos, como “El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco”. Este título me encanta. El título largo de carácter irónico o con ánimo de broma es otra posibilidad. “El curioso incidente del perro a medianoche” de Mark Haddon también era una título irónico, o “Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer” de David Foster Wallace, con oración de relativo dentro del título. La literatura en español también tiene sus larguras: “Izas, rabizas, y colipoterras. Drama con acompañamiento de cachondeo y dolor de corazón” de Camilo José Cela, “La princesa durmiente va a la escuela” de Gonzalo Torrente Ballester,  “El disputado voto del señor Cayo” o “La sombra del ciprés es alargada” de Miguel Delibes, “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda, o “Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos” de Rafael Alberti. O en libros más o menos recientes como “Mañana en la batalla piensa en mí” de Javier Marías, “El discutido testamento de Gastón de Puyparlier” de Javier Tomeo, “Historia abreviada de la literatura portátil” de Enrique Vila-Matas, “Proyecto para excavar una villa romana en el páramo” de Luis Antonio de Villena, “El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia” de Patricio Pron, “Perros que ladran en el sótano”, de Olga Merino, “El Hacedor (de Borges), remake” de Agustín Fernández Mallo, “Plano detallado del infierno” de Antonio Fontana, “Interior metafísico con galletas” de Alberto Santamaría, “El testamento de amor de Patricio Julve” de Antón Castro,, “Los pobres desgraciados hijos de perra” de Carlos Marzal, “La luz es más antigua que el amor” de Ricardo Menéndez Salmón, o “Un buen detective no se casa jamás” de Marta Sanz. Hay títulos que parecen engañosamente breves como “2666” de Roberto Bolaño. Son breves de escritura, pero infinitos en su oralidad: dos mil seiscientos sesenta y seis, nadie puede esperar a la llegada del último seis. Máxime cuando se trata de una cantidad de valor alegórico. Ese título de Bolaño necesita un recorte: “dos mil y pico”, o “dos y Satanás”. “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” de Fray Bartolomé de las Casas tal vez sea mi título largo favorito. Hay en el corazón loco de la literatura una batalla invisible entre armas cortas y armas largas. Los escritores venimos a este mundo a disparar. Nos es permitido elegir el arma: una dulce, traicionera y diminuta Derringer  o una mortífera y gigantesca Magnum del 44. Elige, si puedes.


..................................
Manuel Vilas, ABC Cultural, 21-4-12.

domingo, 8 de abril de 2012

CELEBRACIÓN DE LA AMISTAD.





Ayer por la tarde me llamó al móvil Eloy Fernández Porta. Cuando vi su nombre en la pantalla de mi móvil pensé que Eloy estaba en Zaragoza y que llamaba para tomar unas cervezas. Pero no. Eloy estaba nada menos que en Nueva York con María Angulo. Me llamaba porque estaba en un bar de Nueva York y en ese bar estaba sonando "The Man Comes Around" de Johnny Cash. Me hizo muy feliz, muy, muy feliz Eloy con esa llamada. Qué bien, Eloy.


Esa canción, además, da título a un poema de mi próximo libro que sale en breve. Además, "The Man Comes Around" es la santa hostia, es perfecta.





viernes, 6 de abril de 2012

SEMANA SANTA. LUIS BUÑUEL.

La Semana Santa española es la película de terror más posmoderna de la historia del cine mudo. "Nosferatu" de Murnau o "El resplandor" de Kubrick o "La semilla del diablo" de Polanski son un cuentecillo de niños comparados con el Terror Absoluto de la Semana Santa española. La reivindico como el espacio más posmoderno de la Historia de España. Ya se dio cuenta Buñuel. Así es la Semana Santa española: Sórdida, salvaje, violenta, chapucera, irreal, sádica, masoquista, incestuosa, irreligiosa, atea, grasienta, humeante, carnosa, inútil, profundamente demoniaca.

sábado, 10 de marzo de 2012

lunes, 5 de marzo de 2012

LAS FOTOS, SIEMPRE LAS FOTOS


Las fotos, sí, que atestiguan nuestro paso por la Gran Tierra de los Hombres.
The Man Comes Around.
Foto de Mireya de Sagarra (del portal Sigueleyendo.com)
Me encanta esta foto.


miércoles, 29 de febrero de 2012

FRIDA LAPONIA: EL DISCO DE AGUSTIN FERNÁNDEZ MALLO Y JOAN FELIU SASTRE


Estoy escuchando "Pocas go downtown" de FRIDA LAPONIA. Es un disco maravilloso. Me encanta. Está lleno de poesía. Es buenísimo.

El primer tema:

Cómo me flipan los romanos, empiezo a divagar sobre la magnitud del imperio....entre afines está prohibido el matrimonio....en línea recta hasta el infinitio...hacemos cola en el fast-foood...a los pies de Tiberio....cómo me flipan los romanos

domingo, 19 de febrero de 2012

MI NOMBRE ES BOND, JAMES BOND


NACIMIENTO Y EVOLUCIÓN


Se cumplen cincuenta años del nacimiento cinematográfico de James Bond. En 1962 se estrenó “Agente 007 contra el Dr. No”, dirigida por Terence Young e interpretada por Sean Connery y Ursula Andress. Aunque fue el escritor británico Ian Fleming quien se inventó a James Bond en 1952, cuando publicó la novela “Casino Royale”. Como siempre, la literatura fue por delante del cine.
He vuelto a ver “007 contra el Dr. No” y casi me muero de pena. En 50 años el mundo ha cambiado 500 años. Eso es lo primero que se advierte tras revisitar “007 contra el Dr. No”. No obstante, he imaginado la fascinación de los espectadores de 1962 ante el nacimiento de semejante mito cinematográfico; esos pobres espectadores de 1962 fascinados por las pistolas con silenciador, por la belleza y exuberancia de las novias de Bond, por su sangre fría, por su irónica caballerosidad, por su terco valor, audacia, soberbia, orgullo, narcisismo. Me han dado pena esos espectadores. Tanta pena como el propio 007. También me ha dado pena la bella Ursula Andress, que en “007 contra el Dr. No” hace de simia superdotada. Pero esa película de 1962 acertó de pleno en la creación de la banda sonora a cargo de John Barry y de Monty Norman, esa banda sonora fue trascendental, sin ella no habría habido mito. La música y las imágenes de falsa sangre con que se inician las películas de Bond contribuyeron al gran hallazgo audiovisual. Hay que recordar especialmente la banda sonora de “Goldfinger” (1964), tan dulzona y tan sexy. En “Goldfinger” comienza la opulencia de recursos hipnóticos de 007. La creación de un Mal sofisticado y visionario fue impactante en aquellos años sesenta. El Dr. No es el Maligno, quien gobierna una isla dedicada a la destrucción del mundo. Al volver a ver la película, también me ha dado pena el Dr. No. En general, la evolución de los seres humanos da un poco de pena. El mito de James Bond se basa precisamente en su constante actualización y renovación. El James Bond de 1962 es como un Seat 600 o un teléfono de rueda. Y el James Bond del siglo XXI, interpretado por Daniel Craig, es un Audi A8 o un iPhone. Entre tanto, la evolución del mito se cumplió en el tiempo a través de varios actores: George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan y, finalmente, Daniel Craig. Todos eran muy guapos. Todos eran sofisticados. Todos eran una máquina de matar y una máquina de hacer el amor. Sexo y muerte y espionaje de fantasía piscodélica. Detrás de la invención de Bond, claro, estaba la decadencia del Imperio Británico. Bond es el último británico. Shakespeare y James Bond, eso es todo.

INMORTALIDAD

El mito se fue haciendo más complejo. El Sean Connery de 1962 es un personaje naïf. En “007 contra el Dr. No” su licencia para matar es el equivalente a una licencia para pescar truchas en ríos de montaña. Creo que Daniel Craig ha sido un hallazgo. Personalmente, Pierce Brosnan siempre me pareció un histrión de pelo teñido. Y Roger Moore era como demasiado británico, demasiado sonriente y pelirrojo, demasiado vikingo. 007 no puede sonreír tanto. Timothy Dalton no estaba mal, tenía un rostro de buena persona, e incluso de hombre normal, un rostro que podría calificarse incluso de vulgar. Roger Moore tiene en estos momentos 84 años. Medía un metro ochenta y cinco cuando en la década de los setenta se adueñó del mito de 007. La última vez que Roger Moore hizo de 007, Moore tenía 58 años. Esto, personalmente, me resulta alentador. Pero qué edad tiene realmente James Bond. El cine inventó las edades confusas, las edades irreales. Lo saben bien los guionistas y los directores. Nadie sabe la edad de James Bond porque James Bond es inmortal, es como Christopher Lambert en Los inmortales. Son los hombres sin edad del capitalismo iconográfico occidental. Pueden tener 30 años, pero también 50. Nadie lo sabe. Nadie sabe en qué momento sobreviene la inmortalidad, pero cuando sobreviene anula la edad real; entonces, Connery o Moore pueden tener 27 años o 57, da lo mismo. Esa es la grandeza de 007: no tiene edad, nunca nació. No celebra su cumpleaños. Sean Connery tiene hoy 81 años. Es más joven que Moore, pero sin embargo Connery hizo de Bond antes que Moore: este dato es maravilloso. Connery tenía un problema: la alopecia. Bond no puede ser ni calvo ni bajo ni gordo. Es la estética de la santidad occidental. Un canon plástico muy bien establecido, muy riguroso. Un kilo de más acaba con Bond. Una entrada o una cana también. Sean Connery medía un metro ochenta y ocho cuando hizo de 007. Tenía 32 años cuando interpretó a Bond en su nacimiento cinematográfico. Estaba muy delgado. Me imagino ahora mismo, en este 2012, a Connery delante del DVD, viendo “007 contra el Dr. No”; veo a un octogenario llorando de nostalgia, o de desesperación. Bond es inmortal, Connery no.

EL AMOR

James Bond no sería nada sin sus mujeres. La forma de amar made in Bond es toda una invención, que a mí me gusta relacionar con la tauromaquia española, con la simbología última del amor y la muerte. Las chicas Bond suelen ser malignas y traidoras, y bellísimas, salvo una, la elegida para ser honesta y digna. Siempre se abre la posibilidad del matrimonio, para que la clase media occidental pueda sintonizar un poco con 007. Bond se acuesta con las mujeres malignas a la primera de cambio. Las besa enseguida. Ellas quieren matarle y él lo sabe, como en la tauromaquia. Todas las mujeres de la tierra solo tienen un destino: que Bond las bese. Ya en “007 contra el Dr. No” Connery se acuesta a la primera de cambio con una mujer oriental, confidente malvada del Dr. No. ¿Hacen el amor? En el cine de los años sesenta las elipsis eran especulación metafísica hegeliana. Parece que sí. Pero esto es como preguntar si a los tipos a quienes Jack Lemmon presta la llave de su piso en la célebre El apartamento llegan a fornicar realmente, o es solo una posibilidad ridícula de guiones timoratos. Y, por fin, llegó el ángel rubio, el Bond del siglo XXI. Llegó Daniel Craig, un Bond de un metro ochenta, silencioso, hermético, y, por supuesto, también inmortal. ¿Cuánto años tiene? Tiene la edad de la inmortalidad. La edad del Amor errante. Craig es un Bond posmoderno. Es un hombre tan acabado como luminoso. La soledad de su rostro se ha convertido en belleza imperturbable. Craig es mi Bond favorito. Su metro ochenta me parece más razonable, más humano que el metro ochenta y ocho de Connery o el metro ochenta y nueve del efímero Lazenby, unas estaturas monstruosas, típicas del monstruoso siglo XX. Y ahora ya vivimos en el siglo XXI. Hay una cualidad esencial en Bond: es un arcángel, un enviado. Es una cualidad teológica, que le otorga la licencia para matar. Craig simboliza el Amor. El Amor absurdo y sin objeto, el Amor actual.

......................................
MV, ABC cultural, 18-2-12


sábado, 11 de febrero de 2012

LIBRERÍA AUZOLAN. PAMPLONA. 14 DE FEBRERO.

PAMPLONA. Martes, 14 de febrero. 19.30 horas. Librería AUZOLAN de Pamplona. Encuentro con Manuel Vilas y presentación de "Los Inmortales". Dirige: Roberto Valencia.

viernes, 10 de febrero de 2012

SABADO 11 DE FEBRERO. 13 HORAS, PRESENTACIÓN DE "LOS INMORTALES" EN LA LIBRERÍA ANÓNIMA DE HUESCA. PRESENTA DAVID GIMÉNEZ.

os invitamos a la presentación de la nueva novela de Manuel Vilas, Los inmortales, recién publicada por Alfaguara. Será el sábado 11 de febrero a las 13 horas con la intervención de David Giménez (Liquen) en la librería Anónima de Huesca y lo celebraremos con un enate.

jueves, 9 de febrero de 2012

domingo, 5 de febrero de 2012

sábado, 4 de febrero de 2012

ME DESESPERO Y ME ILUMINO AL MISMO TIEMPO

La clave de todos los personajes que aparecen en "Los Inmortales" es esta: quieren vivir más de lo que es humanamente posible. De allí nace la desesperación, pero también la iluminación.

VALENCIA: PRESENTACIÓN DE "LOS INMORTALES"

MIERCOLES, 8 DE FEBRERO. 19 HORAS. FNAC DE VALENCIA. EL ESCRITOR CARLOS MARZAL PRESENTA "LOS INMORTALES".

jueves, 2 de febrero de 2012

UNA ENTREVISTA

PREGUNTA: ¿Por qué sale tanto su nombre y apellido en sus novelas, ese Manuel Rivas omnipresente en sus ficciones?
VILAS: Por eso.
PREGUNTA: No le entiendo.
VILAS: Es que no soy Manuel Rivas, soy Manuel Vilas.
PREGUNTA: Ay, disculpe, ha sido un lapsus, quería decir eso, Manuel Vila....
VILAS: Pues por eso también.
PREGUNTA: Vuelvo a no entender.
VILAS: Joder, que no soy Vila-Matas, sino Vilas simplemente, con la jodida y sibilante “s” al final. Como ve, no sirve de nada salir en mis ficciones.

lunes, 30 de enero de 2012

SEVILLA Y MÁLAGA: PRESENTACIONES DE "LOS INMORTALES"

Sevilla: 31 de enero, martes. Presenta: Juan Bonilla. 8 tarde. Biblioteca Pública Infanta Elena.

Málaga: 1 de febrero, miércoles. Presenta: José Antonio Garriga Vela. 8 tarde. Centro Andaluz de las Letras.