domingo, 29 de junio de 2008

THE VILAS SAYS

El asunto es que estoy un poco harto de las realidades injustificadas. Lo digo por mi artículo sobre Dylan en el Heraldo. He visto en Zaragoza en los últimos años dos conciertos absolutamente geniales:
1.- el de John Cale en el Teatro Principal.
2.- el de los Who en el Príncipe Felipe.

De esos 2 conciertos escribí también en el Heraldo. Fui el hombre más feliz del mundo, de los dos conciertos salí con ganas de meterle una bala en la frente al mismísimo Hulk. Cale y los Who, que tienen la misma edad que Dylan, están supervivos, y Dylan no. Eso es todo. Y yo lo digo. Ni Cale ni Daltrey han perdido la voz y la pasión. Dylan las dos cosas. Coño, alguien tendrá que decirlo. ¿O es España el mismo país papanatista de siempre?

DAVID MAYOR ESCRIBE SOBRE "ESPAÑA" EN EL ÚLTIMO NÚMERO DE "TURIA"




jueves, 26 de junio de 2008

MÁS ARTICULOS SOBRE LA EXPO Y BOB DYLAN

“A PIZZA HUT”






Nunca hubiera podido imaginar que la música de Bob Dylan (yo fui y soy y seré dylaniano) acabaría convertida en música de ambiente, en hilo musical de sala de espera de dentista de pueblo, ni nunca imaginé que me iría de un concierto de Dylan antes de que éste acabase. El abuelo americano daba pena. Su americana de almirante del IV Reich de Ninguna Parte era si acaso lo único interesante del concierto de ayer en Zaragoza. Los botones dorados de la americana fueron la única luz de la noche. Su sombrero blanco era insuperablemente hortera. El tipo sólo estaba preocupado de que el leve cierzo de anoche no le volara el sombrero. Hacía ver que tocaba un piano de juguete, un piano de esos que van con pilas y que venden en los chinos. Se puso muy lejos de la gente. Escondido y acorazado con el sombrero y el piano. Ese concierto no valía ni un euro. Yo porque tenía pase de prensa y no pagué más que las cinco mil cervezas que me bebí para aguantar la catástrofe infinita, porque si no, exijo la devolución de la entrada. Veo a ese tipo cantando “A Pizza Hut”, es decir “A Hard Rain´s A-Gonna Fall”, en la Puerta del Pilar y no le doy ni diez céntimos. Hasta el cadavérico Lou Reed está más vivo que Dylan. Lo del concierto de Dylan en Zaragoza fue una exhibición de geriatría basura, de geriatría Marina D´Or, de geriatría Matrix, de geriatría tipo Pabellón de Egipto. Hace dos años los Who dieron un concierto memorable y salvaje en Zaragoza. Viendo al supermuerto Dylan, me acordé de los Who, casi como quien usa un recuerdo hermoso para combatir un presente miserable. El abuelo americano no tiene amigos íntimos que le digan “déjalo ya, quédate en casa viendo la televisión o haciendo barbacoas”, aunque yo le diría más bien “coge la pistola y acaba ya, tío”. Ni siquiera el recuerdo de lo que fue Dylan repara una décima parte del escatológico espectáculo de ayer: la transformación de la energía del rock, de la energía más hermosa y poderosa de la tierra, en una atrocidad moral de viejos sonados buscando el dinero fácil. Pero uno se pregunta que para qué quiere más dinero Dylan. No creo que sea para buscarse una novia joven, pues las momias no tienen erecciones.




CALOR





Hoy he pasado un calor inmoral en la Expo. He deseado que el Ebro se convirtiera en una vulgar piscina municipal. Los niños se metían en las fuentes y los guardias les mandaban salir. Los niños tenían calor. Sigo encontrándome a un montón de gente en la Expo. Me encuentro con Alfonso Desentre, que va de negro y sonríe. Me encuentro con Luis Alegre y con Asunción Balagué. Le recuerdo a Asunción Balagué que nos vimos hace poco en Jaca, en el congreso de mujeres que organiza la infatigable Concha Jiménez. Está el hijo de Buñuel. Está también Antonio Gala, con traje y corbata. Parece salido del Pabellón de Egipto. Me bebo unas cervezas con Amadeo Cobas y su mujer María Frisa. Me encuentro a una legión de poetas: Dolan Mor, con su gorra cubana, Miguel Angel Ortiz Albero, que también lleva gorra, Miguel Serrano y su melena, Angel Gracia y sus zapatillas de diseño, y Martínez Forega con sus Ray-Ban. La Expo se acaba de encontrar con su gran enemigo: el calor, el viejo calor español. Había que haber refrigerado la Expo entera. El calor es un signo inevitable de africanismo. Hoy la Expo era África en estado puro. Era aire nauseabundo, axila dorada, sudor metafísico. Es decir, hoy la Expo era, desde un punto de vista tecnológico-político, un “harás turismo con el sudor de tu frente”. Y eso es imperdonable, porque yo quiero que la Expo sea el Norte, sea Noruega, Suecia, y Edimburgo, pero no El Congo. Alguno se pensará que hablo en broma, pero jamás he escrito más en serio. En esto del calor, soy de una profundidad kantiana. Ahora empezarán los infartos y los abuelos muertos. Os lo advierto: el calor anula la inteligencia y el juicio. Yo hubiera hablado con los ingenieros de Carrier y hubiera diseñado cañones de aire frío para refrigerar al pueblo llano desde las azoteas de los edificios de la Expo. Un gran cañón de aire acondicionado desde la Torre del Agua. El sudor y las colas son tiranía política. Leo en la revista “Technological News” que en Manhattan ya funcionan torres de refrigeración global. O trajes de turista refrigerados, que ya se venden en NYC. Belloch lleva puesto uno, pero es un secreto de Estado. ¿Pero de qué Estado? No lo sabemos.
----------------------------------
Columnas de MV publicadas en "Heraldo de Aragón".

domingo, 22 de junio de 2008

Dos artículos EXPO

ACTUR DREAM





Aún podía sentirse en el aire un reguero del Channel de Doña Leticia cuando llegué a la Expo. Qué resplandor. Qué luz política. Todo me pareció apabullante. No sabía por dónde empezar, así que seguí el reguero de la princesa hasta donde este se perdía, más allá de la Torre del Agua, en donde me encontré a un enigmático aragonés que me explicó a quién servimos. Servimos a una suerte de política ficción, de política publicitaria, que, en general, nos viene bien a todos. Me tomé una cerveza, y cargué con el vaso: el vaso vale un euro y es canjeable si lo guardas. Todos vamos con el vaso a cuestas, pero está bien. No me quejo. Que no se me olvidé que el primer conocimiento sociopolítico que me ha proporcionado la Expo es saber que en Andorra hay un Presidente de Gobierno, el cual representó a tan importante país en la noche de la inauguración, así lo repitió la 2 de TVE hasta la saciedad. Lo cierto es que no vino ni Sarkozy ni Bush ni Isabel II. Vino el Andorrano. Pero eso está bien. A mí el Andorrano me encanta. Veo el pabellón de Túnez y allí que me meto. Hay una hermosa tunecina que hace masajes en la espalda. Me hace un masaje estupendo. Salgo del masaje feliz. Me encuentro con que están inaugurando el pabellón de Polonia. Un montón de polacas vestidas de blanco flanquean la entrada. Finjo ser el alcalde de Juslibol y entro con las autoridades polacas, pero no hay tapas, sólo hay agua, qué pesadez con el agua. Como no hay tapas, dejo a los polacos. Veo que en el pabellón de México le están dando de lo lindo a las Coronitas. Me meto allí, con el vaso, y me bebo dos Coronitas: por fin un sitio donde pasan del agua. No me apetece subir a la Torre del Agua. Hay que subir andando. Me dice el enigmático aragonés que en un periódico nacional hoy llaman Marcelino Camacho a nuestro Marcelino Iglesias, a quien también me encuentro y saludo. Le digo que soy el alcalde de Alfajarín y me saluda con un abrazo. Qué bien. No me apetece montarme en el teleférico. Me meto en el pabellón titulado “Agua Extrema”. Allí te dan un chubasquero. Te ponen un video sobre sunamis y naufragios y esas cosas que pasan cuando el agua se pone borde, y te remojan un poco, como si lloviera. Es muy agradable. Me gusta todo esto.


VILADRICH


Tengo abierta la ventana de mi magnífico piso del Actur y entra la música de la Expo. Mi piso del Actur es tan grande –desde un punto de vista alegórico- como el pabellón de Aragón de la Expo. Vi en ese pabellón un cuadro que me encantó: “El héroe del Ebro” de Miguel Viladrich. La primera persona que me habló en serio del pintor Viladrich fue la crítica de arte Chus Tudelilla, de quien estoy intelectualmente enamorado. Viladrich es mi pintor favorito. Oigo música que entra por mi ventana. Mi piso del Actur se está revalorizando a la velocidad de la luz. Tengo miedo de morirme antes de ver esa revalorización imponente. Sería terrible morirme antes que Belloch. Me gusta tomar copas en la Expo. Básicamente, lo que hago en la Expo es comer y beber. Eso hice con el librero Paco Goyanes y su mujer Ana, que caminaba descalza por la Expo. Nos tomamos unos tequilas en el pabellón de México. Luego nos fuimos al pabellón de Polonia, donde los arenques están estupendos. Igual este es el gran verano de mi vida y ni lo había previsto. Me metí en el Acuario de la Expo y hablé con los peces. Había un pez que era clavadito a mí mismo. El Acuario de la Expo es una experiencia religiosa: todo encaja. Hay piscinas-matrix donde los peces viven como dioses griegos. Se creen que están en el Atlántico Norte, pero están en una piscina fabricada en el Polígono Industrial de Cogullada. Había un cocodrilo del que me enamoré instantáneamente. Estaba flotando sobre el agua de su acuario con una paz blasfema. La Expo es un adiós a la Catedral de Burgos, un adiós a Santiago de Compostela, aunque echo un poco de menos el románico cisterciense altoaragonés. El puente de La Mora (así me dijo el pintor José Luis Cano que llaman los taxistas al puente de la arquitecta iraquí Zaha Hadid) es el puente de mi vida. Me encanta ese puente. Te dan ganas de vivir en un puente, pero no debajo. La vida en Zeta está poniéndose al rojo vivo y encima no hace calor. Siempre me encuentro a amigos en la Expo. Me encanta ver el Pilar desde cualquier sitio de la Expo. No parece el Pilar de siempre. Parece el Pilar de una película de Woody Allen. En general, me enamoro de todo porque soy un buen tipo.
.................................
Publicados en "Heraldo de Aragón" en esta última semana.

domingo, 15 de junio de 2008

Nueva Exibición de atrocidades

Estamos escribiendo una revisión, o una edición corregida y aumentada, de "la exibición de atrocidades" de Ballard.

¿dónde esta la H de exibición, eh, dónde?

Véase Rafael Lapesa, Historia de la lengua española, Madrid, Gredos, 1948, pág. 72 y ss. Allí se explica razonadamente por qué Vilas puede escribir exibición sin hache.

La hache se convirtió en el gran enemigo de la clase media española en 1939.

The New Communism is coming, my love.

Nostalgia de Rafael Lapesa.

¿Dónde estás Rafael?

MADRID

Madrid es nuestra enemiga.

Aliados: Jaén y El Ferrol.
Pruebas y requisitos para que cualquier español pueda ser coronado como Juan Calos II:


Requisitos:

Altura mínima: 1,80 cm.

Raza: blanca.

Idiomas: ninguno. La lengua materna es suficiente.


Pruebas:

ninguna

Candidatos:

Juan Carlos I

EXPO Z 2008

Vengo ahora de la Expo. Mañana el Heraldo saca mi primer artículo sobre la Expo. Lo colgaré aquí. Fundamentalmente, en la Expo lo que he hecho ha sido comer y beber. Creo que la Expo está de puta madre, pero ya no me fío de mí mismo. Creo que he sido interceptado.
Decálogo apresurado:
1.- La expo me pone.
2.- La expo me recuerda a Juan Carlos II.
3.- El Ebro cumple, pero le cuesta.
4.- Las chicas polacas son guapísimas.
5.- El Pilar sobra.
6.- La jota sobra.
7.- Falto yo.
8.- La programación musical de la Expo se ha olvidado, imperdonablemente, de Paulina Rubio.
9.- Sobra Bob Dylan y Amaral.
10.- Falta el Cristo de Velázquez.
pdta.: me acuerdo de mi padre. Véanse pags. 139 y 140 de "España".

ROBERTO MIRANDA RESEÑA "CALOR" EN "EL PERIÓDICO DE ARAGÓN"

"El Periódico de Aragón", 14-junio-2008.


Feria del libro de Zaragoza

El lunes 16 estaré firmando en la caseta de la Fnac, de 7 a 9 de la tarde.

domingo, 8 de junio de 2008

La moralidad de la forma literaria

No puede haber una nueva literatura sin que los escritores corran riesgos formales. No habrá nueva narrativa sin formas nuevas de narrar, es obvio. Pero lo que para mí es obvio, para mucha crítica literaria española actual es un síntoma de peligro moral.

jueves, 5 de junio de 2008

LA ESPAÑA DE CERVANTES

Me ha encantado que Rodolfo Chikilicuatre haya representado a España en Eurovisión. Yo creo que ha habido cuatro momentos estelares en la modernidad de España. Uno: el Don Quijote. Dos: el Paco Goya. Tres: Andrés Pajares. Cuatro: Chikilicuatre. Rodolfo es honestidad y humildad. No es un hortera a la manera de los rusos que ganaron. El país de Dostoievsky, representado por tres guaperas. Pero el país de Don Quijote sí estuvo a la altura. La guitarra de Rodolfo es como la adarga antigua de Don Quijote. El tupé de Rodolfo es el baciyelmo de Don Quijote. Don Quijote y Rodolfo visten igual. Los dos llevan un atuendo grotesco: uno como caballero andante, el otro como rockero. Los dos son periféricos: Don Quijote viene de La Mancha, y Rodolfo es auténticamente “poligonero”. Los dos son flacos. Los dos pierden. Los dos son indulgentes con el mundo. De los dos se ríe la gente. Los dos son criaturas inventadas. No sabemos quiénes son ninguno de los dos. Los dos son ficciones españolas. Los dos son humor. Los dos gustan a los niños. Los niños españoles se saben la canción de Rodolfo de memoria, la cantan felices. Don Quijote también gusta a los niños. Los dos nos liberan de los dramas serios. Don Quijote nos liberó de la España rancia de la caballería. Rodolfo nos libera de la España franquista de Massiel y su “La La La”. Cuando vi a Rodolfo en las televisiones de España, pensé que la vida civil española es superior a su vida institucional, eso también es algo muy cervantino. Los intelectuales y los políticos y los periodistas se creen que Cervantes era un Premio Cervantes, pero no, Cervantes era el aroma de la calle, el aroma del polígono industrial, una mezcla de dicha, júbilo, orgía y risa. La vida española está bien gracias a Rodolfo.
....................................................................
Artículo de MV, publicado en "Heraldo de Aragón", 5-junio-08.