martes, 7 de septiembre de 2010

"ARAGÓN", columna publicada en HERALDO

ARAGÓN
Yo tengo mis lugares favoritos de Aragón. El primero es el Congosto de Ventamillo. En ese tramo de carretera de montaña, yo soy feliz. La verticalidad del Congosto y el río allí abajo, los quitamiedos de la carretera, las cuevas en las rocas, las rocas afiladas, todo es como soy yo. El Congosto soy yo, y mi padre, que fue quien me lo mostró hace casi cuarenta años. Mi segundo lugar es la Catedral de Barbastro. También verticalidad, pero una verticalidad humana. Me gusta estar allí dentro, como en una nave espacial. Me siento allí un Blade Runner viajando por el cosmos vencido. El tercer lugar es la Expo deshabitada, donde por las noches de este verano del año 2010 aúlla el fantasma de todos nosotros. Paseo por allí casi desnudo, como Charles Heston en “El planeta de los simios”. El cuarto lugar es La Seo de Zaragoza. Mi segunda nave espacial. Allí, en vez de hacer de Blade Runner, hago de replicante. El último replicante enamorado. El quinto lugar es la Estación Internacional de Canfranc. El sexto es Albarracín. No me importaría que me enterraran allí con una lápida de oro. El séptimo es Gistaín, tampoco me importaría que me enterraran allí, en lo Alto. El octavo es la pista Cogulla de la estación de esquí de Cerler. En el Cogulla he competido con el viento y la nieve. El noveno es el paseo del Coso de Barbastro. El décimo es Gran Casa de Zaragoza, la de kilómetros que he hecho allí andando a la deriva de las tiendas. El décimo es mi corazón al desnudo, que igualo en vastedad y en pasión a todo Aragón, porque así soy yo.
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Heraldo de Aragón, 3-agosto-2010