martes, 16 de agosto de 2011

BARRANCO DE LA PEONERA, RÍO ALCANADRE (HUESCA).

Ayer lunes, 15 de agosto de 2011, descendí el barranco de La Peonera (Huesca). Con mi traje de neopreno muy azul y mi casco muy negro, descendí unos 3 km de cuevas, de saltos de agua, de pozas secretas, de piedras que arañaban mi rostro radiante. Cárceles de piedra para el buen Vilas. No comí nada. Bebí un trago largo de tus propias aguas, buen Alcanadre. Aguas desconocidas. Aguas en las que nunca había estado. Aguas siempre en la oscuridad. Hay pozas de más de cuatro metros de profundidad. Imposible tocar el fondo, ni aun alargando mi brazo como si fuese una serpiente saliendo de un cuerpo humano. Río Alcanadre, eres tan misterioso y tan verdadero como la Luna, o como Marte. Río Alcanadre, que Dios te bendiga. Siempre estabas allí, y yo no lo sabía. Esperándome doscientos mil años llevabas tú, sin moverte, enamorado. Eres fuerte y loco. Pareces un Vilas, tío. Cuando estaba dentro de ti, sonaba música de Ricardo Wágner.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso! un poema de Vilas, con ese amor de loco que le caracteriza y es marca de la casa.

Anónimo dijo...

Lo sé, Manolo, lo sé.
Federico.

Anónimo dijo...

200.000 y alguno más,
querido.

Anónimo dijo...

...Pozas...Qué gran palabra, qué bien respiras, Manolo. Cabrón de Manolo.