sábado, 1 de agosto de 2009

LANZAROTE


Te pones moreno en la gran tierra de los hombres. Anoche llegué a Lanzarote y hacía un calor inexplicable, más allá de la razón climática, si es que existe tal razón como sí existe, por ejemplo, la razón pura. Sin embargo, hablaba; me refiero a que el calor hablaba, pues me dijo esto: “Eh, muchacho, bienvenido a Lanzarote”. Yo le pregunté que por qué me llamaba muchacho, y me contestó con fuerza “porque te hace feliz; muy feliz incluso”.
Pero mis gafas Carrera, que son nuevas, recién estrenadas, se me han rayado esta mañana en la playa, por culpa de la tormenta de arena. Cómo hiere estrenar algo y que ese algo se destruya al instante.
Hay un pez que se llama Viejita. Lo cocinan a la plancha.
He paseado por la Paya de los Pocillos con mi MP3 a tope, escuchando a Elvis, el jefe ardiente. He pensado que la arena salvaje se metería por el puerto de mi MP3 y que lo destruiría todo, incluido este ordenador portátil, adonde llegaría la arena asesina a través del puerto del MP3. Pero he puesto mi dedo salvador en el puerto del MP3 y le he dicho al MP3 “tranquilo”. La tormenta de arena no cesa. El calor es de carácter final, apocalíptico.
Espero.
Qué bien. Todo está ardiendo, y encima el calor es colega.

3 comentarios:

Víctor Yanes dijo...

Hola Manuel ¿a qué te gusta Lanzarote? te recomiendo viajar al interior de la isla, pero espera a que bajen un poco las temperaturas y no dejes de comerte una vieja con unas papas arrugadas combinada con mojo verde de cilantro y mojo picón.
BIENVENIDO A CANARIAS, SOY VICTOR YANES, EL CANARIO, EL QUE TE ENVIÓ EL LIBRO.SALUD MUCHA SALUD

Manuel Vilas dijo...

Sí, Victor, estoy en Lanzarote. En qué isla vives? Abrazos MV

Manuel Vilas dijo...

Ah, Victor: Lanzarote me encanta. Es demasiado hermosa como para ser real.