Me gustaba su decrepitud, su deterioro consciente, la exhibición naïf de sus atrocidades vitales: todo estaba en su rostro torcido, como si le hubieran rebajado un trozo de la región occipital. Un toque Keit Richards mezclado con los pelos de Ronnie Wood. Pero es un héroe hispánico. Es un mito español de la colonización musical anglosajana. Hay una imposibilidad hispánica (y latina y rusa y alemana...) de elevar mitos pop a categoría universal. Porque el Pop (y el rock) es una forma anglosajona de estar en el mundo; pertenece a sus ciudades, a sus ritos, a sus energías psíquicas. Somos fruto de esa colonización. Nuestros mitos siempre serán menores a la hora de emprender un significado universal. No habrá un Antonio Vega más allá de nuestra intrahistoria hispánica. Pero a mí me gustaba, claro, y mucho. Caminamos hacia los mitos globales.
miércoles, 13 de mayo de 2009
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