Foto: Nacho Escuín, Manuel Vilas y Ramón Acín
“La poesía exige una formalización muy rigurosa, muy consistente” con esta frase arranca Manuel Vilas su intervención en Ficciones en el paraninfo, un ciclo que durante una vez al mes, un destacado escritor es convocado para dialogar sobre su obra y conversar de la literatura en general. Vilas estuvo acompañado por Ramón Acín y Nacho Escuín, quienes conversaron con el autor durante una hora ayer a partir de las 20 horas. A Vilas le realicé una entrevista y reseñé su última novela España en el blog literario La tormenta en un vaso en febrero pasado. Vilas es sin duda el escritor más interesante de su generación en aragón y con España ha logrado consolidarse como uno de los escritores españoles de lectura obligada para poder conocer la actual narrativa que se escribe en la península.
La primera pregunta fue sobre si la literatura actual estaba siendo asistida por escritores totales, capaces de trabajar y mezclar todos los géneros. Antes de responder, fue bastante acertado que Vilas retrocediera hasta Homero, subrayando que en él ya estaban los antecedentes de fundir los géneros, ya que tanto la Iliada como la Odisea son épica poética en narración. En el siglo XXI ya se funden radicalmente todos los géneros, “La realidad lo mezcla todo, habrán razones teóricas desde luego, hay escritores que pueden escribir poesía de una forma pero narrativa de otra” precisaba.
Un caso que pone Escuín sobre la mesa es la mezcla de alta y baja cultura, donde también se asistiría a una mixtura. Vilas habló de su generación, de cómo esta enfrentó y asimiló el fenómeno literario y como fue adoptando su decisión de escritura. Para él, leer a Hegel y escuchar a The Rolling Stones fue algo que hizo sin distinción alguna, actos motivados por la misma manera de reconocer las influencias o las diversas manifestaciones de la cultura en general “Ambos ocupan el mismo espacio en mi cabeza, y se terminan mezclando”. Un detalle interesante fue citar la célebre frase de Ballard “ Es más hermosa una gasolinera abandonada que el Taj Mahal”, que con una delicada ironía deja muy claro la idea de que las supuestas altas y bajas culturas pertenecen a categorizaciones pasadas y que son necesarios nuevos aparatos críticos o esfuerzos por tratar de entender las nuevas tendencias literarias.
Vilas también hace referencia a su modo de entender la literatura. “La literatura debe recobrar la realidad inmediata. Las realidades y las sociedades son cada vez más complejas y difíciles de captar, la literatura debe reflejar todo eso”. El tema de la libertad también tuvo su momento y Vilas hace una cuidada división entre estar liberado y ser libre “ me siento liberado de las cargas retóricas y de cierta ortodoxia literaria, pero no es un mérito especial, tarde o temprano todo escritor se libera de sus maestros”.
Sobre el vigor de la literatura latinoamericana y la enorme influencia de la literatura anglosajona también se explayó el narrador de España. Sobre está última señaló la presencia de Ballard y se preguntaba el por qué de la no aparición de un escritor de semejantes características en la literatura española, agregando además el olvido de narradores españoles como Martín Santos. Lo que ha dejado bastante claro Vilas es de donde provienen sus influencias, bastante más cercanas en el tiempo de las que puede tener generalmente un narrador “ Me influye más Agustín Fernández Mallo que un Valle-Inclán o Cervantes”, enfatizó, hablando además de la nueva generación de escritores conocidos como la generación nocilla, los cuales comenzaron editando en arriesgadas editoriales independientes para luego abrirse camino en el mercado editorial de mayor alcance. Durante los 80 y 90, el mercado editorial español apostaba por una literatura específica de la cuál Vilas asegura que es tan válida como lo que hace él o los escritores de su generación, pero que también era hora de que este mercado apostara por otros registros “ Las grandes editoriales han decidido cambiar, la historia pasa y deben surgir escritores que cuenten eso, a estos les interesa narrar sus propios registros, el mundo ha mutado y tiene que haber una narrativa que de cuenta de esta mutación”.
Finalmente se habló de la perdida de las identidades en el mundo globalizado. En sus libros Zeta (DVD 2002) y Magia (DVD, 2004) el autor nos ofrecía la posibilidad de una Zaragoza a camino entre la realidad y la ficción que daba constancia de un cosmopolitismo cuya principal objetivo era dar posibilidad a todo tipo de identidades y maneras de obrar en complicidad. Con su última novela España, Vilas destacó que ya existía un cambio importante en su forma de narrar, por lo que no concebía los tres libros como parte de una trilogía, a diferencia de sus poemarios El Cielo (DVD, 2001), Resurrección (Visor, 2005) y Calor (Visor, 2008) en los que confesó querer agrupar más adelante en un libro único. “Para mí Zeta (Zaragoza) es una ciudad globalizada. Hay resistencia en muchas personas a perder una identidad y puedo entenderlo, el éxito de Nueva York se debe en que pueda acoger a todo el mundo para que luego salgan grandes artistas, la perdida de una identidad es buena para la literatura”. Acabando ya el acto, Vilas adelantó que su próxima novela saldrá en Alfaguara este próximo octubre, resume su visión sobre el papel del escritor “Un escritor no debe corregir el mundo, debe dar fe de él” y ofreció una lectura de poemas de sus libros Resurrección y Calor.
“La poesía exige una formalización muy rigurosa, muy consistente” con esta frase arranca Manuel Vilas su intervención en Ficciones en el paraninfo, un ciclo que durante una vez al mes, un destacado escritor es convocado para dialogar sobre su obra y conversar de la literatura en general. Vilas estuvo acompañado por Ramón Acín y Nacho Escuín, quienes conversaron con el autor durante una hora ayer a partir de las 20 horas. A Vilas le realicé una entrevista y reseñé su última novela España en el blog literario La tormenta en un vaso en febrero pasado. Vilas es sin duda el escritor más interesante de su generación en aragón y con España ha logrado consolidarse como uno de los escritores españoles de lectura obligada para poder conocer la actual narrativa que se escribe en la península.
La primera pregunta fue sobre si la literatura actual estaba siendo asistida por escritores totales, capaces de trabajar y mezclar todos los géneros. Antes de responder, fue bastante acertado que Vilas retrocediera hasta Homero, subrayando que en él ya estaban los antecedentes de fundir los géneros, ya que tanto la Iliada como la Odisea son épica poética en narración. En el siglo XXI ya se funden radicalmente todos los géneros, “La realidad lo mezcla todo, habrán razones teóricas desde luego, hay escritores que pueden escribir poesía de una forma pero narrativa de otra” precisaba.
Un caso que pone Escuín sobre la mesa es la mezcla de alta y baja cultura, donde también se asistiría a una mixtura. Vilas habló de su generación, de cómo esta enfrentó y asimiló el fenómeno literario y como fue adoptando su decisión de escritura. Para él, leer a Hegel y escuchar a The Rolling Stones fue algo que hizo sin distinción alguna, actos motivados por la misma manera de reconocer las influencias o las diversas manifestaciones de la cultura en general “Ambos ocupan el mismo espacio en mi cabeza, y se terminan mezclando”. Un detalle interesante fue citar la célebre frase de Ballard “ Es más hermosa una gasolinera abandonada que el Taj Mahal”, que con una delicada ironía deja muy claro la idea de que las supuestas altas y bajas culturas pertenecen a categorizaciones pasadas y que son necesarios nuevos aparatos críticos o esfuerzos por tratar de entender las nuevas tendencias literarias.
Vilas también hace referencia a su modo de entender la literatura. “La literatura debe recobrar la realidad inmediata. Las realidades y las sociedades son cada vez más complejas y difíciles de captar, la literatura debe reflejar todo eso”. El tema de la libertad también tuvo su momento y Vilas hace una cuidada división entre estar liberado y ser libre “ me siento liberado de las cargas retóricas y de cierta ortodoxia literaria, pero no es un mérito especial, tarde o temprano todo escritor se libera de sus maestros”.
Sobre el vigor de la literatura latinoamericana y la enorme influencia de la literatura anglosajona también se explayó el narrador de España. Sobre está última señaló la presencia de Ballard y se preguntaba el por qué de la no aparición de un escritor de semejantes características en la literatura española, agregando además el olvido de narradores españoles como Martín Santos. Lo que ha dejado bastante claro Vilas es de donde provienen sus influencias, bastante más cercanas en el tiempo de las que puede tener generalmente un narrador “ Me influye más Agustín Fernández Mallo que un Valle-Inclán o Cervantes”, enfatizó, hablando además de la nueva generación de escritores conocidos como la generación nocilla, los cuales comenzaron editando en arriesgadas editoriales independientes para luego abrirse camino en el mercado editorial de mayor alcance. Durante los 80 y 90, el mercado editorial español apostaba por una literatura específica de la cuál Vilas asegura que es tan válida como lo que hace él o los escritores de su generación, pero que también era hora de que este mercado apostara por otros registros “ Las grandes editoriales han decidido cambiar, la historia pasa y deben surgir escritores que cuenten eso, a estos les interesa narrar sus propios registros, el mundo ha mutado y tiene que haber una narrativa que de cuenta de esta mutación”.
Finalmente se habló de la perdida de las identidades en el mundo globalizado. En sus libros Zeta (DVD 2002) y Magia (DVD, 2004) el autor nos ofrecía la posibilidad de una Zaragoza a camino entre la realidad y la ficción que daba constancia de un cosmopolitismo cuya principal objetivo era dar posibilidad a todo tipo de identidades y maneras de obrar en complicidad. Con su última novela España, Vilas destacó que ya existía un cambio importante en su forma de narrar, por lo que no concebía los tres libros como parte de una trilogía, a diferencia de sus poemarios El Cielo (DVD, 2001), Resurrección (Visor, 2005) y Calor (Visor, 2008) en los que confesó querer agrupar más adelante en un libro único. “Para mí Zeta (Zaragoza) es una ciudad globalizada. Hay resistencia en muchas personas a perder una identidad y puedo entenderlo, el éxito de Nueva York se debe en que pueda acoger a todo el mundo para que luego salgan grandes artistas, la perdida de una identidad es buena para la literatura”. Acabando ya el acto, Vilas adelantó que su próxima novela saldrá en Alfaguara este próximo octubre, resume su visión sobre el papel del escritor “Un escritor no debe corregir el mundo, debe dar fe de él” y ofreció una lectura de poemas de sus libros Resurrección y Calor.
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