martes, 14 de octubre de 2008

Neo 3




Todo Neo 3 estuvo lleno de cosas que me interesaban. Tal vez el tema que más me fascinó fue el del posporno. Yo he escrito, aunque nunca de forma directa, sobre temas relacionados con la pornografía. De hecho, en “España” todo el capítulo titulado “El cadáver encendido” va sobre eso aunque no de forma directa. En la mesa en la que yo participaba salió el viejo asunto de ficción y no-ficción. Mi posicionamiento aquí es complejo y personal y completamente literario. Para mí todo es ficción en la medida en que todo acaba no-siendo. Tengo que hacer grandes esfuerzos para creer que lo real es real y no convencional. Evidentemente, si me caigo por las escaleras la hostia que me doy es real, y etc, etc, etc, no estoy hablando de eso, sino del estatuto final de la experiencia humana que nos aboca a la ficción. La memoria es ficción, lo es el tiempo, lo es el pasado de la gente; ficción son los muertos. Ficción es la Historia en la medida en que la Historia ya no-es (lo dice Ballard a su manera). El Ser cuando declina declina hacia la ficción. El hombre que va a morir contempla su vida como ficción. Pero una ficción bien asumida no está exenta de libertad. Hasta Elvis es ficción, madre mía. Está cantando Elvis en este instante "An American Trilogy" mientras escribo esto. Es una voz grabada. Una voz grabada sonando en una urbanización de un barrio de una ciudad media española. No obstante, podría aceptar como real este instante y los cinco o diez minutos que siguen a este instante. Más allá de este ahora mismo todo se derrumba. Entiendo que esto es inasumible, pero es mi forma de ver este asunto. También Nietzsche dijo que necesitábamos el olvido para soportar la vida; tal vez olvido y ficción es la misma cosa. La inconsistencia de la realidad es un tema literario, pero antes que nada es un tema humano. No es un tema que cause tristeza, en absoluto. Hay una alegría en el desmoranamiento del estatuto de la realidad. Imagino que los santos del cristianismo iban al martirio con la plena conciencia de la inconsistencia de la realidad. Esos santos debían leer la inconsistencia de la realidad como si esta fuese un código informático. Borges tituló "ficciones" a uno de sus mejores libros. ¿Estaba queriendo parecer un escritor metaliterario? Rotundamente no. Estaría pensando en la vida de su padre y en la de sus abuelos cuando tituló así el libro. Me gusta del Quijote de Welles la cara desencajada, completamente ida, del actor que interpreta al héroe cervantino. La cara del máximo conocimiento, un conocimieno primigenio, el que rompe la convención de la realidad. Menuda fiesta. El Posporno para mí es eso también: una ruptura política de la realidad. Lo que sale de esa ruptura, obviamente, es otra ficción, pero de eso se trata, de una interminable fiesta de las ficciones. Podríamos considerar la pornografía como un intento de realidad. Incluso biológica y psíquicamente el coito es otro índicio "fuerte" de realidad. La literatura que me gusta estaría en esa estela, en la estela de la festividad coital. ¿Cuándo somos reales? El sexo es la mayor droga de realidad, es droga biológica y no social, de ahí que sea tan potente. Nos parece que lo biológico no es ficción. ¿Para qué huir de la ficción, no obstante? Celebrar la ficción como un don poético puede ser una solución llena de pureza, eso intuí en el vídeo "Nocilla" que Agustín Fernández Mallo proyectó al final de Neo3. La ficción es un don. La ficción es humildad. Pero sí, confieso que el ahora mismo es real y me gusta que sea real.
Crónica de "El País":

5 comentarios:

NINGUNO dijo...

Cojonudo, Manuel; voy a dejar de lado a Nietzsche, María Zambrano y la Clara Janés del mejor "Kampa" y voy a meditar sobre tu artículo o comentario, o lo que sea, porque en el fondo, en el fondo estoy de acuerdo contigo... pero el fondo, en el fondo del fondo ¿era realidad o ficción?
Un abrazo y gracias,
Mariano Ibeas

Javier López Clemente dijo...

A veces, Don Manuel, sueño que todas las semanas usted cuelga una entrada de este calibre, eso esperamos muchos de su bitácora.
Acepte el reto de una vez, muchos se lo agradeceremos.

Salu2 Córneos.

Clifor dijo...

Esta es la explicación que todos querríamos saber dar cuando alguien defiende lo real por encima de todo. Como si la ficción no fuera real en sí misma. Como si el viejo tópico de que la realidad muchas veces supera la ficción fuese una verdad absoluta.

Gran texto, suscribo lo que ha dicho Javier López Clemente. Al dedillo, además.

Salud.

Sam dijo...

Manuel,

por si en algun momento has sentido lo que sentimos todos cuando salimos a la calle en calzoncillos... yo estaba entre las filas de público de Neo3 y quiero decirte que, de alguna manera, quedó patente que ESTO era lo que realmente querías decir cuando intentaste - yo te lo agradezco- dirigir el debate hacia lo literario y plantear el gonzo como estrategia narrativa, no como concepto que tomar al pie de la letra. ¿Se necesita una mesa redonda con cinco puntos de vista, una sala notablemente llena y una tendencia general a la reflexion para discutir un concepto que quiere tomarse al pie de la letra?

Yo no lo creo. Yo, me quedé con las ganas de oír lo que tenías que decir, pero entiendo tu desconcierto.

Anónimo dijo...

Gracias Rosa por tu comentario, efectivamente: eso era lo que pretendía, hablar un poco del gonzo desde la literatura. Un abrazo,
Manuel Vilas