Leo en un reciente y breve ensayo sobre la pena de muerte, editado en Bolivia, titulado "No la muerte sino la condena", (La Paz, Resortesa Editores, 2006), el caso de Roger Stevens, un negro condenado a muerte en Texas, en 1947. Este Stevens dijo, antes de ser electrocutado, que "no me importa la muerte, sino la condena. Me importa que no quieran que viva. La muerte no me importa. Es distinto, se sabe que es distinto cuando se está aquí, esperando que te quemen vivo. Me duele que haya gente que quiera que no piense ya más, que no diga mi nombre, que no sienta la luz. No me importa morir. Es distinto". Según parece, se pasó todo el rato previo a la ejecución gritando que "es distinto". Pobre hijodeputa. No sabía que era lo mismo. No me invento nada, lo dijo Nietzsche en "Ecce homo": "sólo el fuego, no dos cosas, sino una".
lunes, 18 de junio de 2007
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3 comentarios:
Ya ni dios se atreve a comentar a Nietzsche!!!!
sólo una persona que no entiende por qué lo quieren matar pensaría algo así. ¿Se probó lo que hizo? en esos años y en ese lugar, lo dudo.MVV
"¿Pobre hijodeputa?", que verguenza que un poeta se exprese asi de un ser humano, de alguien que ni sabe si verdaderamente es culpable de lo que se le acusa.
No te has puesto a pensar que en un país tan racista como estados unidos pueden matar a alguien solo por ser negro e inventarle decenas de delitos??
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