viernes, 12 de junio de 2009

VIAJANDO


Nada más volver de La Habana, me fui a Antequera, nada más volver de Antequera, me fui a Zamora. El poeta de Antequera es José Antonio Muñoz Rojas, que cumple 100 años en octubre. El poeta de Zamora es Claudio Rodríguez, y 10 años se cumplen el próximo julio de su muerte. El poeta de La Habana es La Habana misma. En Zamora estuve con Clara Miranda, la viuda de Claudio Rodríguez. En La Habana estuve con Aitana Alberti, la hija de Rafael Alberti. En Antequera no pude ver a Muñoz Rojas, porque ese día tenía que hacerse unas pruebas médicas. Antequera son iglesias barrocas. Zamora son iglesias románicas. La Habana son iglesias coloniales. Me apasiona La Habana, me apasiona la calle Obispo. Mil vueltas por allí. Compré libros viejos en la Plaza de Armas, pero luego los tiré a la basura porque olían mal, a humedad y a mierda, y tiré una primera edición de “Doña Rosita, la soltera”. En Antequera vi la casa donde nació Muñoz Rojas. Era un palacio. En Antequera comí lomo a la pelona. En La Habana me bebí mil daiquirís. En Zamora recé un rato un par de canciones de Lou Reed. Me gusta el románico, es elegante y austero. En esas iglesias de Zamora se está bien. Metido allí, como un guiri más. En las iglesias de Antequera también se está bien. En La Habana donde se está muy bien es en el Hotel Nacional. Me bañaba a las 9 de la mañana en una piscina llena de sol. La Habana es la ciudad más espectacular de la tierra. No hay tiendas. No hay centros comerciales. Hay cuerpos radiantes.
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Columna de MV, publicado en "Heraldo de Aragón", 9/6/09.

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