miércoles, 28 de abril de 2010

PRESENTACIÓN DE LA NOVELA DE SERGIO CHEJFEC "BARONI" (PUBLICADA POR CANDAYA)



LIBRERÍA CÁLAMO (PLAZA SAN FRANCISCO, ZARAGOZA).
JUEVES 29 DE ABRIL.
8 TARDE.
INTERVIENEN: SERGIO CHEJFEC Y MANUEL VILAS.

domingo, 25 de abril de 2010

PRESENTACIÓN DE LA NOVELA "LOS MUERTOS" (MONDADORI) DE JORGE CARRIÓN


LIBRERÍA CÁLAMO (PLAZA SAN FRANCISCO, ZARAGOZA).
PRESENTACIÓN DE "LOS MUERTOS" (MONDADORI, 2010). INTERVIENEN: JORGE CARRIÓN Y MANUEL VILAS.
MARTES 27 DE ABRIL. 8 TARDE.
"Los muertos" es una novela que está pegando fuerte, es una novela llena de propuestas de muy variado signo e intención. Encierra toda una especulación sobre la televisión, la realidad y las filosofías de la identidad. Es un texto atrevido, nuevo, y lleno de sorpresas. Carrión está pletórico en este libro.

sábado, 24 de abril de 2010

TROLOLO: EL CANTANTE DEL QUE ME ACABO DE ENAMORAR

PARA VER A TROLOLO :

http://www.youtube.com/watch?v=oavMtUWDBTM&feature=related

PERO CÓMO HE PODIDO VIVIR SIN TROLOLO TODOS ESTOS AÑOS. TROLOLO ES MI NUEVO ÍDOLO.
TROLOLO ES GRANDE.
TROLOLO ME HA DEVUELTO LA FE EN LA HUMANIDAD.
CON TROLOLO, TODOS ESTAMOS EN EL BUEN CAMINO.


TROLOLO ES EL CANTANTE ZOMBIE.

TODOS ESTOS AÑOS SIN CONOCER EL ESTALINISMO POP. IMPERDONABLE.

MI "AIRE NUESTRO" SIN TROLOLO QUEDA INCOMPLETA.

NOVELA Y HUMOR: UN REPORTAJE EN EL DIARIO "PÚBLICO", POR JESÚS ROCAMORA

el reportaje:


http://www.publico.es/culturas/307330/alla/novela/comica/humor/impregna/lanzamientos/temporada/sirve/escritores/reflexionar/temas/serios





jueves, 22 de abril de 2010

SANT JORDI EN "EL MUNDO"

EL LINK:


http://www.elmundo.es/elmundo/2010/04/21/barcelona/1271846310.html

23 DE ABRIL DIA DEL LIBRO

Firmas de Manuel Vilas en la Avda. de Independencia de ZARAGOZA



------Por la mañana: LIBRERÍA CALAMO

------Por la tarde: LIBRERÍA CENTRAL

COLUMNA EN LA CONTRA DE "HERALDO DE ARAGÓN"

DUBLINESCA
Me gustan muchas cosas de Dublinesca, el último libro de Enrique Vila-Matas. No podría decirlas todas aquí. Hay una especial: la devoción, muy presente en la novela, por James Joyce. En España se ha frivolizado mucho sobre el Ulises de Joyce. Conviene decirlo alto en un país como el nuestro: el Ulises de James Joyce es la novela más grande que se ha escrito desde la de Cervantes. Y Vila-Matas urde en Dublinesca un homenaje asombroso al salvaje irlandés. Y otra cosa que me encanta: en Dublinesca sale Johnny Cash. El libro de Vila-Matas está lleno de hallazgos morales. Resplandece la grandeza de la literatura, una grandeza enigmática que se expresa humildemente. La literatura española está muy necesitada de escritores como Enrique Vila-Matas, porque Dublinesca es un ejercicio de libertad moral y de libertad literaria, y la libertad no la regala nadie. La vida crepuscular del editor Samuel Riba se convierte en el adiós a toda una época. La época de las grandes ilusiones. El adiós a la juventud. El aviso de la muerte, con su misterio agrio. Dublinesca es un manual de iluminadas sensaciones crepusculares. Es un breviario de podredumbre que aún no es podredumbre, en ese trance, en donde aún hay alegría y hay humor. El tema de la novela es la muerte, como ese es el tema de Ulises. Pero todos los grandes escritores jamás explicitan el asunto nuclear de sus ficciones. La vejez y la muerte son los tatuajes del protagonista de la novela. Vejez y muerte en medio de la alegre ilusión y de la utópica fantasía.
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MANUEL VILAS, HERALDO, 21-abril-2010.

lunes, 19 de abril de 2010

SOBRE "HOY FIRMA CORCUERA"

Para ver la escena de "El Verdugo" a la que alude el artículo del post anterior:

http://www.youtube.com/watch?v=s4L7nC0vtxI

UN ARTÍCULO EN "ABCD"




HOY FIRMA CORCUERA





Como todos los 23 de abril, como todos los días del libro, saldré a la calle armado con mi MP3, rojo, brillante, deportivo, dispuesto a darme mi primaveral Walk On The Wild Side por todas las casetas del Paseo de Independencia de Zaragoza. Este año yo mismo estaré en una caseta. Siempre que pienso en casetas de los días del libro, me acuerdo de esa escena de la película El Verdugo del gran Berlanga en que Pepe Isbert lleva a su yerno a la feria del Libro de Madrid para que el ilustre académico Corcuera le firme su ensayo titulado Garrote vil. Se ve un cartel austero donde dice “Hoy firma Corcuera”.
El día del libro es el día en que te asaltan los mil millones de best sellers. Me encantan los best sellers: el Imperio Romano, los ejércitos, la República, los cristianos, los Rolling Stones… Me encantaría escribir un Quo Vadis II, El Regreso, by Manuel Vilas. Qué bien. Y me llevarían la novela al cine. No sé en qué momento se torció mi carrera como escritor de best sellers. Me hubiera gustado escribir la segunda parte de Sinhué, el Egipcio. En una feria del libro de Guadalajara (Spain) me compré El exorcista, y sólo pude leer una página porque me mareaba, y eso que yo adoro al Padre Carras y más de una vez me he disfrazado de la niña del exorcista. Como el libro era tan barato lo tiré a una papelera. Tirar libros a la papelera es como matar civilizaciones. Como quemar dinero, que es el mayor símbolo de la Historia. No, no puedo tirar libros, estoy mintiendo. Siempre me ha resultado imposible romper un libro. Lo he intentando mil veces, pero no puedo. Prefiero romper electrodomésticos y teléfonos móviles y coches. Prefiero romperme la vida.


BESOS SOBRE LA PIEL
Mientras pasee por los soportales de Indepencia en un soleado 23 de abril, en mi MP3 solo sonará Johnny Cash, que templa mi alma. He descubierto que hay muchos escritores españoles a quienes gusta Johnny Cash; por ejemplo, a Belén Gopegui, que hace poco me dijo “Cash es muy grande”. Cash me empuja hacia un tipo de literatura. Cash te lleva directamente a Dostoievski y a Whitman. Y entonces me doy cuenta de que necesito libros que sean besos, auténticos besos sobre mi piel. Necesito libros que sean como canciones que exalten “los caballos, los ferrocarriles, la tierra, el Día del Juicio, la familia, los tiempos duros, el whisky, el cortejo, el matrimonio, el adulterio, la separación, el asesinato, la guerra, la cárcel, el vagabundeo, la maldición, el hogar, la salvación, la muerte, el orgullo, el humor, la piedad, la rebelión, el patriotismo, el latrocinio, la determinación, la tragedia, la juerga, el desamor y el amor. Y la Madre. Y Dios”. Palabras de Johnny Cash traducidas por Roger Wolfe.
El futuro del libro no es el libro electrónico sino la interactividad extrema. El lector se convertirá no en un contemplador de la literatura, sino en literatura. El futuro sólo existirá como literatura. Todo es literatura. La industria del automóvil es literatura. El alcoholismo es literatura. El origen del universo es literatura. Los tiburones son literatura. Los extraterrestres son literatura. El estrés es literatura. El amor a nuestros padres es literatura. Viajar a la luna es literatura. Si es que la vida sólo puede existir como literatura, y de momento, para nuestra tristeza, la literatura está encerrada en los libros.


LOCA TRAVESTIDA

El futuro liberará a la literatura de los libros. Irá por la calle la literatura como una loca travestida. Podrás invitarla a unas copas. Ya no será un libro la literatura, sino un cuerpo excitante, muy peligroso.
El yerno de Pepe Isbert se acerca al ilustre Corcuera. El yerno le pregunta a Corcuera si está bien eso de dedicarse a verdugo. Preguntarle a Corcuera es como preguntarle a un libro. Corcuera le dice que la ley siempre necesitará un ejecutor. La grandeza de la vida siempre necesitará un ejecutor. Qué maravillosa frase berlanguiana: “Hoy firma Corcuera”. Hay en España escritores que dedican los libros con bolis Bic y otros con bolis Pilot y otros con plumas de marca. Un Pilot no está mal. Un Bic es cutre, pero aún es más cutre que te dediquen un libro con un boli de propaganda farmacéutica. Corcuera firma su Garrote vil con una Párker, que era la pluma oficial de la literatura española de los años sesenta. ¿Qué colonia usaría Corcuera? ¿Varón Dandy? Me gustaría hacer un catálogo con las colonias y los bolis que usan los escritores españoles actuales que dedican sus obras en las casetas del día del Libro. No me parece una frivolidad, sino un documento sociológico de primera magnitud. Una buena colonia de escritor posmoderno es la japonesa Kenzo. Francisco Umbral seguro que usaba Paco Rabanne.
El futuro será paranoico, promiscuo, reparador de las injusticias del pasado y provocativo. No leerás ya más Madame Bovary, serás Madame Bovary. Serás Madame Vilas. Serás, si te apetece, tan absurdo como Hamlet. Las dimensiones humanas se ensancharán. Ya no me apetece leer a Kafka: Quiero ser Kafka veinte minutos hoy. Esa será la nueva historia de la literatura: un pack tridimensional de placer, visión y sacrilegio. Serás Kafka en el preciso momento en que escribe el comienzo de El Castillo: “Había caído la noche cuando Vilas llegó”.


ATAÚD DE MADERA SUIZA

No leer a Borges, sino ser Borges un rato en su ataúd de madera suiza, adentro de su misteriosa tumba de Ginebra, llena de nauseabunda humedad. Cuando la tecnología, que también es literatura, reordene la actual materialidad de los libros no habrá ninguna crisis cultural, sino un resplandor nuevo. La democratización final de la literatura supondrá el acceso de todo ser humano a la genialidad y al vértigo de la creación, y también a las grandes mitologías de la especie. La finalidad de la literatura es constituir un antidepresivo de capacidad desconocida. También las revoluciones fueron literatura antidepresiva. La literatura va más allá de los libros y su soporte. La literatura es panteísmo real. Del cielo no cayó Maná, sino literatura. Mientras llega el tiempo del Amor Absoluto, me consuelo con mi MP3, con un verso de un Homero del siglo XX: “los ferrocarriles, los caballos, la tierra”.


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Manuel Vilas, ABCD, 17-abril-2010.

miércoles, 14 de abril de 2010

ALMORAIMA GONZÁLEZ ESCRIBE LA PRESENTACIÓN DEL CUADERNO-ANTOLOGÍA EDITADO POR EL "CENTRO CULTURAL GENERACIÓN DEL 27"


(foto: Almoraima González)




(foto: cubierta del cuaderno)


"Sí, como lo oyes, Amor"






El poeta que leemos en las páginas de Calor (2008), último poemario publicado por Manuel Vilas hasta la fecha, es alguien que ha evolucionado con paso firme desde los primeros títulos. A partir de El cielo (2000) ha ido abandonando progresivamente el tono moral que se advertía en aquellos —de una gravedad cercana al Cernuda más crítico— hasta llegar a manejar con absoluta maestría el sarcasmo, la ironía y el desapego. Vilas ha querido tomar distancia de la materia poética, ha necesitado alejarse de todo lo que estaba por criticar para poder hacerlo con la irreverencia y la fuerza con que ahora lo hace. Ha incorporado referencias inmediatas y contemporáneas a sus poemas (los McDonald´s, su propio coche, las camareras, las calles de Zaragoza) y ha encontrado en la narratividad su mejor aliado.

Me parecen muy significativos los motivos que se repiten en poemarios y novelas (el nadador, los coches, los grandes del Rock y de la Literatura, o los hoteles) que ya son marca de la casa y que llegan a convertirse en potentes imágenes mentales. Quiero decir que son imágenes que tienen la capacidad de llegar a nuestra mente sin pasar por los sentidos. Y así, la urgencia, el torrente del discurso, la ira a veces, la asociación de contrarios, ensartan las historias que cuenta Vilas en sus poemas, en un marco casi onírico:

[…] Demonio y fortaleza, eso me hice tatuar, y estuve un domingo en/ Madison,/ en el mercadillo, y allí un chino me hizo un masaje por diez/ dólares,/ y luego me hizo un tatuaje en el cuello por doscientos/ y le escribí en un papel lo que tenía que poner, y el chino sonreía/ y decía don´t worry, y me hice marcar, como te digo, esas dos/ palabras,/ demonio y fortaleza, y luego me comí una sandía entera y me/ dolía el cuello,/ y estuve paseando por Madison y me compré un Patek Philippe/ falso también./ Y por la noche, la noche ruidosa de Times Square, en mi/ habitación del Milford,/ puse a dormir juntos al Omega y al Patek Philippe,/ besaos hermanos baratos, hermanos en la falsedad,/ en la barata falsedad,/ ya era hora de que tuviese/ un Patek Philippe, eso pensé,/ y dije besaos, otra vez, y allí estaban los dos,/ ese montón de acero made in China […]

El yo creado por Vilas, que no es Vilas, es un personaje hedonista y que, como muy bien ha visto ya Vicente Luis Mora, sólo encuentra calma para su furia en el amor fugaz y en lo material. Un ser provocador que consume con desasosiego lo que el mundo ofrece, y que lo hace no sin agresividad. Un personaje sin esperanza, que desea con desmesura, que está quemando cartuchos porque el tiempo juega en su contra y porque esto–es–lo–que–hay, no hay más. No es que sea un conformista, es que no cree en nada más allá del goce al alcance de su mano, que lo es todo, en este caso.

Mientras el monólogo fluye rápido y los poemas juegan a la salmodia, a los “ritornellos” de carácter narrativo (donde aparece el sentido del humor de la voz del poeta), crece la tensión entre el yo del autor y las cosas representadas. Algo hay aquí que me hace pensar en la representación deformada de la realidad de la que habló Italo Calvino en sus propuestas para el próximo milenio (que es éste nuestro, ahora): parece que cuanto más se deforma el mundo bajo sus ojos, más se comprometa y se perturbe “el self del autor”.

Lo crítico y lo civil permanecen constantes en su obra, pero con un gran cambio en las tonalidades: su voz próxima al realismo sucio americano da, cómo no, un aire diferente a su mundo y sus poemas, donde reina lo mordaz en el análisis. Sigue habiendo melancolía y desengaño, pero percibimos un efecto distinto y todo se hace más verosímil y esto es, sin duda, porque ha encontrado la manera de decirlo. No en vano, el poeta elige títulos aparentemente secos, de una sola palabra casi siempre (como ha hecho también en esta pequeña selección que sigue) que adquieren un sentido absolutamente sarcástico al ver en qué consiste el mundo que mira y nos hace ver.

Su poesía se nos hace cercana, porque lo que el aragonés denuncia, nos toca de cerca; porque podemos asentir. Vilas hace poesía social del siglo XXI en el siglo XXI, que no necesita mirar atrás para encontrar las situaciones más injustas y dolorosas. La voz de Vilas es genuina, absolutamente reconocible y única. Su ritmo, su tono coloquial, los guiños, sus “clásicos” recurrentes, esa familiaridad de los que saben que hablan de lo mismo, crean un mucho de adicción, les advierto.
ALMORAIMA GONZÁLEZ

martes, 13 de abril de 2010

NOCHES DE LIBROS ABIERTOS





NOCHES DE LOS LIBROS ABIERTOS.
15 y 16 de ABRIL
Coordina: Ramón Acín.

15 ABRIL, 19, 30 horas.
(Doctor Cerrada, 22. Zaragoza)
Míralo de esta manera:
Carlos Marzal Amalia Iglesias, Raquel Lanseros, Francisco Ferrer Lerín. Luis García Jambrina, José María Conget.
Modera: Manuel Vilas.

15 ABRIL, 22 Horas.
Paraninfo Universitario
(Plaza Aragón. Zaragoza).

Ronda nocturna:
Lectura de poemas y texos narrativos:
Gustavo Martín Garzo, Raquel Lanseros, Luis García Jambrina, Amalia Iglesias, Francisco Ferrer Lerín, José María Conget, Espido Freire, Manuel Vilas, Benjamín Prado, Carlos Marzal...

Al son de la música:
Loussiana, El hombre lento

16 ABRIL, 19 Horas:
Encuentro con Javier Cercas. (entrevista)

16 ABRILl, 20 Horas:
Entrega del Premio de las Letras Aragonesas a José Luis Borau.

16 de ABRIL, 22 Horas.
Ronda nocturna.
Lectura de poemas y textos narrativos:
Brenda Ascoz, Patricia Esteban Erles, J. Dominguez. Juan Marques. Ignacio Escuin, Dolan Mor, Miguel Serrano, Almudena Vidorreta, Eva Puyo...

Al son de la música:
Experimentos in da notte, Silviasola

CHUS TUDELILLA ESCRIBE SOBRE "AIRE NUESTRO" (REVISTA "TURIA")


(foto: Chus Tudelilla)

Con indudable acierto, el editor de la novela Aire nuestro de Manuel Vilas eligió como imagen de cubierta una ilustración del dibujante israelí Tomer Hanuka. El acierto se debe no solo a las dotes extraordinarias de Hanuka como dibujante, sino fundamentalmente a la condición limítrofe y fronteriza que la imagen ofrece. En primer término, un jardín asolado por los restos contaminados de una civilización que, imperturbable, presenta al fondo su perfil más esperanzador.

La imagen de Hanuka nos remite al dibujo oriental, en su resolución técnica y fundamentalmente en la relación que establece entre el escenario que ocupa el primer plano y el que sitúa en el horizonte. Uno de los tipos más celebrados en el arte de los jardines orientales es aquel que incorpora en su diseño un escenario distante, un paisaje prestado, noción que en japonés se conoce con el término de shakkei. El vínculo entre el jardín propiamente dicho y el paisaje prestado se realiza mediante diversos elementos intermediarios, como superficies de agua, tal como ocurre en esta imagen de Hanuka. Imagen por otro lado que actúa como un auténtico encuadre de escisión donde va a tener lugar el desvelamiento de algunas de las incertidumbres del hombre contemporáneo.

De nuestra condición limítrofe y fronteriza ha sabido dar buena cuenta Eugenio Trías en su “filosofía del límite” que, frente a las propuestas posmodernas de disolución de la razón, propone una razón crítica que encuentra en esta frontera entre ella y sus sombras el lugar de su emergencia. Una razón fronteriza que se expande de forma transversal por todos los ámbitos que son específicos de la filosofía: estética, ética, religión y reflexión cívico-política. Una propuesta de razón, en definitiva, que permita esclarecer eso que somos. Trías tiene clara la condición resbaladiza que conlleva el concepto de límite, su invitación constante a ser traspasado, transgredido, revocado. Pero también sabe que es precisamente en las fronteras donde se producen siempre importantes fenómenos de colisión y mestizaje, donde todo pierde su identidad.

Manuel Vilas decide situarse en la frontera, y desde la frontera crea ficciones con la certeza de que lo que une arte y realidad no es la verdad, sino la ficción, producida y sustentada sólo por su representación cultural. Una idea que la posmodernidad plantea, al sostener que el artista se acerca a la realidad a través de imágenes transparentes, libres del peso de la representación ilusionista.

Y desde la frontera, Manuel Vilas cruza extensiones geográficas de dimensiones arbitrarias en un inmenso tiempo, sin límites, libre como el espacio de toda convención. Y así, el paisaje, el tiempo y el propio cuerpo desaparecen de sus ficciones épicas.

Nuestra arquitectura actual, señaló Baudrillard, son grandes pantallas en las que se reflejan átomos, partículas y moléculas en movimiento. No una escena pública o un verdadero espacio público, sino gigantescos espacios de circulación, ventilación y conexiones efímeras. La televisión es el objeto definitivo y perfecto en esta nueva era, y con la imagen televisiva nuestro propio cuerpo y todo el universo circundante se convierten en una pantalla de control.

No por casualidad, Manuel Vilas elige la unidad discursiva de la televisión -capaz de relacionar con absoluta naturalidad los mecanismos de fragmentación y de continuidad, y de enfrentar al espectador con un mundo imaginario, mucho más pregnante que el real- como elemento articulador de una narración capacitada para enhebrar en su naturaleza inespecífica los más diversos códigos con la aquiescencia de un lector-espectador que desde el principio acepta de manera consciente el juego de la ficción.

Porque Aire Nuestro es el nombre de la multicadena de televisión hiperrealista que a través de sus once canales presenta la programación diseñada para el fin de semana. Una cadena de alta cultura televisiva que busca al espectador inteligente capaz de afrontar los nuevos retos de nuestra sociedad con espíritu crítico. Así se presenta Aire Nuestro. Todos sus canales son documentos históricos del siglo XX, elaborados con fuentes de primera mano. Reportajes del nuevo terrorismo, cine, magacines, musicales, informativos, entrevistas con cantantes del pasado y hombres del futuro, teleseries, reposiciones de grandes clásicos, fútbol inteligente, telepurgatorio, cine X y teletienda.

Todo es posible en AENE TV, una televisión mística y familiar, en la que los reporteros pueden hablar con sus seres queridos y con sus familiares fallecidos. Una televisión monstruosamente auténtica, que televisa lo que nunca ha sucedido ni ocurrirá jamás. Algo nada extraño por ser tan propio de la televisión del siglo XX, que emitía ficciones y todas eran reales. Estar ante la pantalla libera del tiempo porque AENE TV supera el tiempo de la realidad.

Los once canales de AENE TV pueden verse a la vez; está permitido zapear, intercambiar, manipular. No se habla del presente ni del pasado, ya lo ha explicado, sino del único tiempo posible: el tiempo sin límites, aquel tiempo inmenso libre de convenciones que como el paisaje y el propio cuerpo desaparecen en imágenes transparentes que atraviesan de uno a otro canal la geografía de la frontera en coches, muchos coches, todos diferentes, convertidos en especie de cápsulas, cuyo tablero de mando, al decir de Hal Foster, es el cerebro y el paisaje circundante se despliega como en una pantalla de televisión.

Manuel Vilas decide correr riesgos y abandona los caminos principales para situarse en los límites, en la frontera, lugar privilegiado donde suceden todas las historias de esta novela. Sólo así podremos ser espectadores del viaje que Johnny Cash realizó a España en 1977, acompañado de su mujer June Carter, para adelgazar. O compartir la estancia de Lorca, Whitman, Lezama Lima, Reinaldo o Larkin en sus celdas del Purgatorio; lugar donde Sergio Leone purga su osadía de inventar América desde Almería, sufre el desprecio de tantos y goza con la complicidad de Buñuel y Picasso. En el Purgatorio también localizamos a Pedro Laín Entralgo y Dámaso Alonso aplicando su oído a los pensamientos de Carla Bruni.

Y en un territorio de extensiones tan ilimitadas como las del tiempo, el coche del cantante español Tony Lomas es el único testigo de las terribles consecuencias del mal. Tan anodinas para un espectador de ficciones y por eso tan reales. Una historia que ocupa lugar central en la novela. Exactamente el centro del conflicto. Como la estampa número 43 en la serie de los Caprichos de Goya.

El fútbol inteligente reclama la acción de Juan Carlos I y de su hijo Felipe; una de las veces en Zaragoza precisamente, a bordo de un seat ibiza. Y del fútbol a las grandes reposiciones con la gran historia de Luis Cernuda, una historia que resulta ser un malentendido general pues, como confiesa, su odio en realidad era una ficción literaria, en absoluto real. Y la del Che Guevara, que por fin nos descubre las razones secretas del azar. Siguen los reality shows y el canal MTV con el proyecto de la consecución de la Gran España por parte de un grupo de activistas del Departamento Musical de la Nueva Derecha Española. En Cine X, las historias de Hércules y de Nuela. Y en Teletienda, la fiesta salvaje que seguirá a la destrucción total y la carta del hijo. La carta del hijo, una de las cartas más hermosas que celebran la vida.

Porque, como repite una y otra vez Manuel Vilas, todo en su novela quiere ser celebración. Y así, a lo largo de la programación de este fin de semana de AENE TV, la música de Elvis serena los ánimos y celebra de tal modo que pasa a ser uno de los elementos de continuidad que da unidad discursiva a la novela. Junto a Elvis, otro elemento de continuidad es, claro está, la propia identidad cambiante de Vilas, un recurso de desdoblamiento que multiplica su proyección autorial a lo largo de la novela; una constante de su escritura.

Aire nuestro es todo esto y mucho más. No sólo una multicadena de televisión hiperrealista sino la historia del aire nuestro, el viento salado, a veces dulce y siempre inteligente que en un futuro, allá por el año 4895, nos nutrirá, cuando ya el agua no sea necesaria.

Y claro está, Aire nuestro es una novela acorde con la naturaleza del sujeto actual, de suyo descentrado, lo que implica estar formado por identidades cambiantes y fragmentarias, y en ocasiones contradictorias. Lo explicó de maravilla Stuart Hall: “el sujeto asume diferentes identidades en diferentes momentos, identidades que no se unifican alrededor de un yo coherente. Dentro de nosotros existen identidades contradictorias, que parten en distintas direcciones, de manera que nuestras identificaciones están constantemente cambiando de lugar. Si creemos tener una identidad unificada desde que nacemos hasta que morimos, ello se debe solamente a que solemos construir un tranquilizante relato o ‘narrativa del yo’ sobre nosotros mismos.” Un asunto, este de la construcción de un tranquilizante relato, que no interesa en absoluto a Vilas.

Acierta Vilas al elegir a Elvis. En su libro Rastros de Carmín. Una historia secreta del siglo XX, Greil Marcus escribe que Elvis logró que el equilibrio cayera siempre del lado de la afirmación, ocultando lo negativo pero nunca disolviéndolo, sino manteniéndolo como principio de la tensión, de la fricción que siempre dio su empujoncito al sí del rock’n’roll. Elvis cambió las estructuras de la vida cotidiana en todo el mundo, y si aquello no condujo a ninguna revolución oficial, sí hizo que la vida en todo el mundo fuera más interesante, y la vida sigue siendo más interesante de lo que habría sido si Elvis no hubiera existido.

No sé si con sus libros Manuel Vilas cambiará las estructuras de la vida cotidiana en todo el mundo, ni si de conseguirlo provocará una revolución oficial, lo que sí sé es que con Aire Nuestro consolida la tensión y el delirio creador de su poético y deslumbrante universo literario.


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Chus Tudelilla, "Aire Nuestro", Turia, núms. 93-94, abril, 2010.




lunes, 12 de abril de 2010

NACHO GOBERNA EDITA EL DISCO "UN BOSQUE DE TÉ VERDE" (Closer Popnography)


Me ha entusiasmado este nuevo trabajo de Nacho Goberna. Es un disco con temas delicados, enigmáticos, llenos de una sonoridad fantástica. Es un disco misterioso. A veces me recordaba a Nick Drake. Nacho Goberna es talento en estado puro.

UNA ENTREVISTA MALAGUEÑA DE CRISTÓBAL GONZÁLEZ


Comentarios

Acabo de publicar unos 12 comentarios a los posts. Se me había olvidado que tenía activada la orden de moderación de comentarios. Ahora la quitaré.

miércoles, 7 de abril de 2010

RAMÓN ACÍN ESCRIBE SOBRE "AIRE NUESTRO" (CUADERNOS HISPANOAMERICANOS)


(foto Ramón Acín)

CONOCER LA REALIDAD, NO HUIR DE ELLA




A quienes hayan seguido la trayectoria literaria de Manuel Vilas (Barbastro –Huesca- 1962) no puede sorprenderles la atención y eco literario adquiridos por su última novela, Aire Nuestro (Alfaguara, 2009). A Vilas, como a los buenos vinos, le sientan de maravilla los procesos de maduración y de decantación. Procesos de los que el mismo autor, buen corredor de fondo –su andadura creativa comienza a inicios de 80 del siglo pasado-, parece ser muy consciente. Al menos, eso es lo que se desprende de los datos biográficos aportados en la solapa de Aire Nuestro. En ellos, el limado está muy presente y, por supuesto, trazado a conciencia. Sin duda, para Vilas queda lejos el largo proceso de “aprendizaje”, poético y narrativo, que le ha llevado hasta su actual bouquet literario, tan conseguido como alabado. Ése bouquet personal, innovador y especular a un tiempo, que sus seguidores tanto paladean.
Sin embargo, no debe olvidarse que libros poéticos como El osario de los tristes (1988), El mal gobierno (1993) o Las arenas de Libia (1998) han servido de puente magistral para que el lector de este caótico comienzo de milenio pudiera acceder a logradas apuestas posteriores como El Cielo (2000), Resurrección (2005, Premio Gil de Biedma) y Calor (2008, Premio Fray Luis de León). Y otro tanto puede decirse de Dos años felices (1996) y, en especial, del libro de artículos literarios La vida sin destino (1994), igualmente claves, al menos, para comprender ciertos andamiajes, siempre básicos, de Zeta (2002) y de Magia (2004), novelas que, estruendosamente, desembocan, primero, en España (2008) y, finalmente, en la actual Aire Nuestro.
A ambas les preceden las obras comentadas, en las que el autor ensaya -y transita- el territorio de aliento corto, el esquema del fragmento concentrado, la prosa de frase mínima pero significativa y bien construida, o el alambicado de historias que, sin embargo, saben abrirse siempre a la sugerencia. Textos e historias que, primero, parecen mostrarse risueños en busca de una aceptación grata, pero que, a la postre, sin apenas notarse, acaban estallando potentes en la cara de un lector atento. Manuel Vilas es dueño, por tanto, de un consistente pasado que debe ser tenido en cuenta y que es previo a la exitosa acogida de Aire Nuestro, además de traducir un entrenamiento de años. Un pasado sólido que ha sido edificado a conciencia y en el cual nunca hay olvido de la brisa de la tradición, ni tampoco dejan de atenderse los vendavales del presente, al tiempo que se busca avizorar el futuro. Para sus seguidores estaba cantado: más temprano que tarde, tenía que llegar el reconocimiento. Un reconocimiento, sin duda, merecido.
Aire Nuestro se inicia derrochando virtualidad. A tal nombre (Aire Nuestro TV, es decir, Aene TV) responde la ficticia cadena televisiva imaginada por Manuel Vilas. Una cadena que, a la medida de la imaginación de cualquier lector inteligente, con sus reality shows, su teleterrorismo su cine X, su Teletienda… es capaz de aunar pasado, presente y futuro. Circunstancia que posibilita el borrado de la línea delimitadora entre ficción y realidad, eje vital para la lectura de la novela. Lo virtual, por tanto, se constituye como mucho más que una posibilidad. De ahí que, al igual que los anuncios televisivos, las primeras páginas de la novela propongan adentrase en la ficción de lo posible como si fuese la misma realidad envolvente. Se trata al fin y al cabo de exponer el mundo que vivimos desde los parámetros de la televisión. El ardid está servido para quienes vivimos edificándonos -y edificando- en la actual sociedad de consumo. Y así, a través de la delirante programación de Aene TV – programación, además, ilimitada en el tiempo y en el espacio-, el lector (o espectador a lomos de la palabra que concita audio, imagen, memoria y deseo) se ve empujado, a caballo de la ironía y la diversión, hacia la duda permanente. Es decir, al cuestionamiento de todo cuanto “define” a la realidad social, edificada sobre pactos de ordenación que, por lo general, tienden descaradamente hacia intereses grupales o económicos en lugar de buscar lo común, lo social y lo solidario –por otra parte, palabras y esquemas gastados-. En suma, que partiendo de la mirada sobre la realidad –una mirada fresca, inteligente y, a la vez, divertida, pero que, pese a ello, no hace concesiones de ningún tipo al ordenamiento convencional- Vilas propone una furiosa y acertada visión sobre nuestro entorno. Una mirada, digamos de cariz vitalmente postindustrial, que ataca las falsedades sociales a día de hoy –amén de a lo políticamente correcto-, al tiempo que, entre risas, alienta hacia lo imposible. Sobre todo, si lo narrado se observa a partir del panorama de la aceptación bovina que cimenta las culturas del ocio y consumismo. A la postre, en la novela, mediante el cuestionamiento permanente de la realidad envolvente, surge la pretensión de entender el mundo o, al menos, ver algo de luz entre tanto caos.
Por otra parte, tampoco debe olvidarse que Aire Nuestro puede, sin problemas, ser también una mirada que, de forma novedosa, cuadra con la generación de esos nuevos lectores que son capaces de unir televisión y alta cultura, filosofía y entretenimiento, música pop o rock con sesuda enjundia, diversión y pensamiento… en un todo único y sin atender el dictado impuesto de una escala de valores ordenados y ordenadores.
Asimismo, como postura literaria, Aire Nuestro conlleva en su seno una fuerte voluntad de sobrepasar los modelos, temas y demás materiales que tradicionalmente han configurado a la novela. Aceptado el ardid antes comentado –adentrarse en la ficción de lo posible como si fuese la misma realidad envolvente- no hay problemas ni siquiera con el tiempo, la verosimilitud o la perspectiva. Como en cualquier programa televisivo, Aire Nuestro, parece dotar al lector de un mando a distancia, con el que, junto al ejercicio del rol de espectador, éste puede, además, de interactuar, “hablar” con los múltiples personajes que pululan en la obra. Asumido ese “concepto televisivo” como manera de lectura –algo que, por otra parte, conecta con la vida cotidiana del televidente- se hace añicos la sensación de absurdo, de irrealidad, la ya citada concatenación temporal y causal de los hechos, la falta de lógica o, incluso, el perspectivismo de lo narrado y de los materiales que conforman la narración. Y, todo ello, sin abandonar la coherencia. Al contrario, más bien, persiguiéndola. Sin tales ataduras, se puede asistir tranquilamente al espectáculo del viaje en coche por España de Johnny Cash, a las imposibles confesiones de Sergio Leone (en el magnífico canal del Telepurgatorio) o, por ejemplo, observar a Cernuda ante un imposible premio Cervantes, a un novedoso y renovado Elvis Presley… amén de otras varias ilusiones más que improbables. Ilusiones que, sin embargo, se aceptan sin problema alguno más allá del estadio de lo verosímil.
Aire Nuestro acaba siendo, por lo anterior, un in crescendo imparable, pues casi no existe ícono del siglo XX, nacional o mundial, cultural o social…, que no reciba su pertinente tunda de palos o caricias, prontas tanto a la risa como a la duda. Y todo ello, mediante el acertado uso de materiales fragmentados que, acunados y restañados en una suma fructífera, acaban por ofrecer una radiografía totalmente actual. Vilas sabe bien que lo fragmentario actúa hoy día como espejo preciso de la vida, puesto que ésta ya no puede asentarse en normas consideradas eternas, ante la herida mortal de la razón ilustrada, y, también, al carecer de ideologías precisas, de moral y de ética –los partidos políticos y las religiones, por ejemplo, descansan más en intereses espurios que en sus tradicionales ideas-. Más todavía, Vilas sabe que hoy se vive el caos y en el caos y que la televisión es la mejor expresión del mismo al diluir la línea que separa ficción y realidad.
En su reto de novela televisiva, Manuel Vilas ha buscado el disfrute y, por tanto, el intento de que el lector se divierta en la lectura. De ahí, la presencia del humor y esa “conversión” de la vida hecha novela en casi algo próximo a la mascarada. Una pretensión que no conlleva el hecho de que todo acabe siempre recubierto con el manto feliz de la carcajada, pues, subterráneamente, hay mucha tela en Aire Nuestro. O, dicho de otra manera, la novela se cimenta sobre la reflexión. Una reflexión que, por supuesto, pese al aire festivo mencionado, se inclina a la crítica mediante usos muy varios como el entredicho, el disparate o, entre otros, el manejo de una apacible faz irónica o paródica. Conjunción entre diversión y seriedad (delectare y docere clásicos) que no está servida de manera compacta, sino a través de los fogonazos que se descuelgan del zapping verbal, icónico o de la imagen de nuestra fragmentada realidad encerrada en la novela.
Además de este sabroso mestizaje entre la literatura y el mundo audiovisual sobre el que descansa la obra de Vilas -mestizaje que inyecta una moderna capacidad especular porque muestra la sociedad de hoy día entreverada de virtualidad-, hay mucho más. En Aire Nuestro se observa, por ejemplo, la posibilidad teórica de la ficción dentro de la misma ficción. Aspecto que puede hacer las delicias de los enamorados de la literatura, del arte –sobre todo pop-, del cine, de la música... En Aire Nuestro existe también el ensayo de una forma renovada de concebir la novela: Manuel Vilas, como ya hiciera en España y obras precedentes, dinamita en esta entrega el concepto tradicional del género: La unidad deja paso a lo plural interconectado. Se trata, de una fragmentación que, explosionando la unidad tradicional, posibilita la unión de manifestaciones artísticas, provenientes de campos diferentes e, incluso, de la vida misma –o estado anímico, digamos occidental-. Es decir, en lugar de un texto unitario, se apuesta por la unidad de varios textos interconectados. Y, todo ello, mediante la exposición de temas muy propios del mundo narrativo/literario de Manuel Vilas. Pienso en el tema de la identidad –con la españolidad como bandera-, en el del sexo, en el peso de la tradición literaria española y su obligada revisión, en la necesidad de una visión globalizadora con capacidad para reunir en el mismo seno textual aspectos literarios, sociales, políticos, artísticos o, entre otros, teóricos… o la novedosa y magistral reflexión sobre la lengua. En una palabra, el intento narrativo de una historia global que, por supuesto, también pasa por la presencia misma del individuo. Y, de ahí, la aparición como personaje del mismo Manuel Vilas gracias a varios nombres o reflejos como Manuela, Bobby Wilaz, César Vilas, John Vidal, Lomas...Un travestismo que, sin duda, pretende ir más allá de la pirueta risueña, por su capacidad no sólo para imaginar otras vidas, sino por dar aliento vital a lo probable.
Aire Nuestro busca conocer la realidad que es muy distinto de huir de ella. Y a ese fin responde la acumulada e ingeniosa fragmentación de textos que tan pronto reparan en la historia y la memoria cultural, literaria o política, como elevan el absurdo a la condición de verdad. A ello responde el pulular de íconos y personajes o la inclusión del mismo autor. Y, por supuesto, la ruptura con los modelos heredados. A ello, responde también la presencia o uso de la ironía, la acidez soterrada, el humor festivo, la carcajada… que ejercen de espejos y, en su distorsión, muestran una realidad total y radicalmente distinta a la pregonada y heredada. Y el riesgo se convierte en coherencia: Vilas vencedor.

RAMÓN ACÍN, publicado en Cuadernos Hispanomericanos, nº 717, marzo 2010

martes, 6 de abril de 2010

REVISTA "TURIA" NUM. 93-94, ABRIL 2010.


En este número de la revista Turia, Chus Tudelilla escribe una brillante crítica de Aire Nuestro.
Se publica también un capítulo de la nueva novela que estoy escribiendo.

lunes, 5 de abril de 2010

MANIFIESTO BARCELONA EN EL ÚLTIMO QUIMERA


MANIFIESTO BARCELONA.
POR AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO Y MANUEL VILAS.
EL PRIMER PUNTO DEL MANIFIESTO DICE
1.- ESTAMOS ECHÁNDOLE UNA MANO A ESPAÑA, Y NUNCA NOS LO AGRADECERÁ.

UNA CONVERSACIÓN: JORDI CARRIÓN/ MATÍAS NÉSPOLO/ MANUEL VILAS





"El Mundo", 3-abril-2010.

JUAN CRUZ ESCRIBE SOBRE "AIRE NUESTRO"

En su novela Aire Nuestro, Manuel Vilas anuncia la puesta en marcha de un nuevo canal de televisión, que se llama así, Aire Nuestro. Va a emitir la historia, e incluso el futuro. "Todo es tan televisable". "En Aene TV pensamos", dice el canal en su presentación, "que el estadio humano definitivo es una infinitud de canales emitiendo al mismo tiempo, una ebriedad de imágenes ilimitadas, una fiesta de la realidad interminable".

Entre las cosas que rescataría esta televisión ebria, Aene TV, se hallaría lo que supuestamente dijo en la cruz el Hijo de Dios: "Padre, perdónalos porque nunca han salido por televisión". El fundador de este periódico, José Ortega Spottorno, decía que el fin del mundo sería cuando comunicaran todos los teléfonos. Y lo será cuando emitan todo todas las televisiones. Se acerca el momento; y se acerca el momento de que una cámara de Aire Nuestro halle a Jesucristo diciéndole eso al Padre: "Todo es tan televisable". Hay que ponerse a ver la tele después de leer a Vilas para que vea que, como decían Lole y Manuel, todo es de color, del color de la ficción. Leonor G. Álvarez sacó en el espacio de recuerdos del último telediario del Viernes Santo (La Uno) algunos datos sobre la supervivencia de los afiladores. Fue como si le pusiera un micrófono a la Edad Media, pero uno sale a la calle y se tropieza con la Edad Media.

En estos telediarios a mí me gusta ver a Rubén León, que no suele esconder la mano para tirar la piedra hablando con los deportistas. Es decir, deja sus preguntas para que el telespectador sepa que cuando Cristiano Ronaldo (que fue el caso) dice que a él le encanta ser Cristiano Ronaldo fue porque Rubén le preguntó: "¿A usted le encanta ser Cristiano Ronaldo?". O que cuando este famoso futbolista le dijo: "Soy una persona ganadora" fue porque Rubén León le preguntó: "¿Es usted una persona ganadora?".

Vilas ha creído hacer una ficción, pero si uno enchufa la tele halla Aire Nuestro por todas partes. Y ahora que hay TDT estamos cerca de escuchar al propio Jesucristo decir que ya está harto de tanto Vía Crucis en las televisiones laicas.


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Juan Cruz, "Aire Nuestro", "El País", 4-abril-2010.

domingo, 4 de abril de 2010

FRAGMENTO EXTRAIDO DE UNA ENTREVISTA A TOM WOLFE

Por ejemplo, te cuento una, que es una escena en la novela. Una mujer llega tarde a un restaurante con su marido y justo ve que se está desocupando un lugar para estacionar. Pero cuando se libera entra un Porsche convertible así ¡zweeeeeng - grang! y toma el lugar. Resulta que es una mujer latina. Se arma un gran despelote entre los dos, una gritando en inglés y otra en español, diciéndose barbaridades. Bueno, la americana se enfurece y empieza a gritar: "Hable en inglés, carajo. ¡Está en los Estados Unidos ahora! Y la otra responde, en un inglés acentuado: "Sí. Pero tú estás en MI-AM-I". Pero quiero decirte esto. A pesar de todo lo que puedan decir sobre los Estados Unidos, este sigue siendo el único lugar en el mundo al que pueden llegar personas de otro país, que hablan otro idioma, que tienen otra cultura, y que hasta parecen drásticamente diferentes, y aun así pueden lograr tomar control de una metrópolis en poco más de una generación. Es lo que hicieron los cubanos en Miami.