Me fui a USA, a Tennessee, a Arkansas, a Carolina del Norte y a Washington. Me creí John Wilas. Hijo de emigrantes, no sé, húngaros. Negro no, claro. ¿Pero somos del todo blancos los latinos? Ponte Nivea, hazme caso. Me hice una foto en el Lincoln Memorial, al lado de la estatua de Abraham. Me compré todos los cedés de Woody Guthrie y Johnny Cash que encontré por ahí. Traduje el nombre de Johnny Cash al español: Juanito Tocateja. Comí maíz con langostinos picantes en Carolina. Bebí cerveza muy fría en Tennessee con piel de naranja negra, y comí patatas con queso mezclado con tomate y pepinillo. Comí vieiras asadas en Tennessee, con whisky, a la salud de la monja-poeta Rosalía de Castro. Conduje por autopistas de cinco carriles. Conduje un Chevrolet que me dejó un amigo. Tu permiso de conducir made in Spain vale durante un año aquí. Me gustaría ser madero aquí, ganan mucha pasta y llevan un revólver y pesan ciento ochenta kilos y miden un metro noventa y cinco y son brutalmente negros. Vi la exposición antológica de Edward Hopper en Washington. Los ojos como huecos misteriosos de Hopper: América y el dolor. En Arkansas la cerveza está barata, pero eso no significa que sea mala, sólo que es barata. En Richmond me comí un bacalao a la vizcaína y claro me acordé del lehendakari Jerónimo, el último mohicano. En Baltimore me comí un gazpacho acompañado de un Rioja y claro me acordé de Juan Carlos I, el rey homeless a quien aman en Ceuta y en Melilla. En USA se habla mucho español. Está bien eso de que el español sea una lengua perseguida en España: es un chute de cerdo ibérico chorreante “very nice”. Huyendo del aburrimiento, bailé una sardana en NYC, y fui feliz, finalmente.
........................................................................................
Columna publicada por Manuel Vilas en "Heraldo de Aragón", 7-11-2007.
5 comentarios:
Estamos perdiendo el sentido de la moral, Manuel.¿Bailar una sardana,¿le saca a uno del aburrimiento?,¿y no te sangraron las encías?, ¿Y qué pasa con la jota?, Dios me libre de minimizar el folclore catalán pero donde esté una buena "despedida" de Baltimore o de Villafeliche, con los morricos p'alante y los riñones p'atrás que se quite la sardana. Tienes que frenar. No es bueno tanto viaje, tanto whisky y tanto american pie sin hacer foot. Si te mueres ahora, ¿que harás el resto de tu vida?.
Me alegro de que hayas podido descubrir tantos paisajes y gentes.
Y también que hayas dado gusto al paladar.
La foto es genial. Huele a luz y felicidad.
Espero que hayan colmado tus deseos más intensos Manuel. Besos MVV.
Hola, Manuel: Te mando de nuevo el enlace de mi blog:
http://desdeldesvan.blogia.com
Mariano Ibeas
No me imagino a un Manuel Vilas poeta de 180 kilos, metro noventa y cinco, brutalmente negro y con revólver!
Está bien ir y luego regresar, antes de que le pongan a uno etiquetas. Me gustaría saber qué se siente conduciendo por esas grandes autopistas de USA, ver el cottage de Poe en el Bronx y dar un paseo por Boston. Dormir en moteles baratos y amanecer en la carretera viendo algún horizonte de esos que siempre salen en las películas. Viajar y regresar,el tiempo justo para no pensar en nada más que en poner música a los horizontes y las calles.
Publicar un comentario