Puede que los bichos sean mejores que los hombres. Veo almejas y aves llenas de colores. El amor es un color. Veo una pajarita. Tal vez haya gallinas, no me caen bien las gallinas: qué injusto soy con algunos bichos. Veo un pez. Adoro los peces. Los peces son amor, eso veo en “Conciliábulo” de Santiago Lagunas. Veo también una fiesta de bichos.
Los bichos están bien. El siglo XX apostó por los bichos. El Renacimiento apostó por el hombre; y Kafka lo hizo por las cucarachas. Un gato sostiene dos peces. Menchu Lamas dice que quien sostiene los peces es un hombre, pero yo creo que es un gato, un gato maravilloso, porque tiene topos en la cabeza y un ojo ciego.
El mundo es maravilloso. Roberto Matta pinta bichos extraterrestres que se convirtieron en motoristas, sacudidos por la velocidad. Sólo los motoristas metafísicos usan el amarillo y el rojo, el blanco eléctrico y el azul cósmico. Los bichos cósmicos de Matta están medio descuartizados porque viajan por el universo a la velocidad de la luz. Los bichos de Matta son medio transparentes, casi son de aire, casi son nada, como todo lo que viaja a la velocidad de la luz. Los bichos de Matta son algas acuosas salidas de la mente de un bicho delirante y gigantesco de cuyo nombre no quiero acordarme.
Pero llegamos ahora a la parte trágica: también están los bichos degollados, las sangrías, las picassianas cabezas de cordero con ojos que siguen abiertos a pesar de que ya no ven nada, o tal vez nunca vieron nada. Víctor Mira era un místico del sacrilegio. Pintó una cruz que se convirtió en un águila. Y pintó cruces rojas que se convirtieron en una manada de pájaros que viniendo desde la tierra oscura ascienden hacia un exiguo fragmento de cielo escasamente azul. ¿De modo que los símbolos también eran bichos? Exactamente, eso dice Mira. Los símbolos son bichos, feos bichos de goma roja. ¿Goma comunista? No, no creo. Ese rojo crucificado de Mira es amor derrotado. ¿No hay alegría en los bichos de Mira? No, no la hay. Por eso se mató. Las cruces de Mira son bichos santificados. Son aéreos recordatorios de que una vez el mundo fue sagrado, y ya no lo es. Los bichos-cordero de Mira son sufrimiento, dolor, tortura, engaño, tiranía, crucifixión. Los bichos cordero de Mira son mi corazón, mi desesperado corazón. Mira es desesperación, y yo también. Y tú también. Y todos somos desesperación. Lo que te pide la pintura de Mira es solidaridad: es decir, que te desesperes con él.
Y Karel Appel pintó un bicho humano. Lo que pintó Appel es al hombre elefante desnudo, con exhibición de un legendario miembro viril; un miembro claramente de obispo octogenario, un miembro que es como para devolvérselo al Hacedor diciendo “esto no es amor ni es nada”. El bicho de Appel tiene además un tumor en la sien izquierda, una protuberancia que debe de ser el alma. Porque el alma ocupa lugar. Ni aun siendo la novia de Frankenstein me daba una alegría con el colgajo de Appel. Dicen que San Juan de la Cruz también tenía una protuberancia en la sien izquierda, protuberancia clavadita al bicho de Appel. El bicho de Appel es un monstruo, pero todos somos monstruos.
Y, finalmente, Zush pintó un conejo-rata medio persa o egipcio que es nuestro semejante. Manos del conejo-rata y brazos y piernas del conejo-rata completamente humanas. Ese bicho parece un Rey. Su sexo es muy poco atractivo si es que tiene sexo. El bicho de Zush lleva en el estómago una puerta blanca, con un icono en donde se representa una rata: el eterno retorno de las ratas. Ay, los bichos-rata, que son un clásico del siglo XX. Zush piensa que somos ratas evolucionadas. Ratas que son Reyes.
Toda la historia de la humanidad se basa en el intento insistente de la filosofía en hacernos creer que somos algo más que animales. Y sin embargo, la pintura contemporánea insiste en vernos como animales, si bien animales de formas desconocidas. El conejo humano de Zush parece darnos la bienvenida a un mundo de formas mutantes. Las cruces voladoras de Mira nos recuerdan que Dios se ha dado el piro de este mundo. Es como si Dios hubiera dado orden a todas sus cruces de regresar al cielo, o a lo que queda de cielo. Eso pinta Mira: cruces voladoras, que son una manada de gorriones-bicho, regresando a lo Alto. Los dibujos animados de Roberto Matta me dan ganas de subir a una moto y, como Dios mismo, darme el piro yo también. Y Menchu Lamas me recuerda que pescar es una actividad ancestral. Me recuerda Lamas la vida triste de las Lubinas, condenadas a ser el segundo plato. ¿Cuántas veces he pedido Lubina en los restaurantes? Y la almeja inflamada de Lagunas me recuerda a la muerte, a una muerte deliciosa. La almeja inflamada, en cuyo interior hay sangre no humana. Somos bichos. Ojalá bichos enamorados, más que bichos aterrorizados.
Los pintores pintaron bichos porque pensaron que los bichos nos devolvían a nuestra esencia de animales prohibidos, de formas irresponsables. Los pintores pintaron bichos irresponsables de sus formas. La Historia pinta hombres irresponsables de sus actos.
OBRAS PICTÓRICAS:
SANTIAGO LAGUNAS
MENCHU LAMAS
ROBERTO MATTA
VICTOR MIRA
VICTOR MIRA
KAREL APPEL
ZUSH ALBERTO PORTA
2 comentarios:
Inconmensurable Manuel...
Un abrazo.
Hola Manuel. Siento decirte que voy a estar un tiempo sin poder tocar el ordenador y sin leer ni escribir. A causa de un problema ocular" infección vírica" me han dicho los médicos. Así que os echaré de menos a todos durante un tiempo. No me han querido decir cuánto para que no me angustie. He pensado dedicarte este poema. No como despedida sino muestra de agradecimiento por todo lo que me has enseñado. Espero que no sea demasiado "tópico".
SILENCIO
Silencio a todas horas.
No dices nada.
No dices lo que piensas.
Por miedo a la verdad.
La verdad.
Que escuece, que te pudre lentamente.
Y lentamente.
Sangra y abre las heridas.
Heridas abiertas que el miedo llena.
Las llena.
De mentiras, que no puedes olvidar.
Y el olvido.
Envuelve nuestra fría realidad.
La realidad.
Dura como la tierra.
Y tú en la tierra y yo en el mar.
En el mar.
Que me ahoga y me hunde.
Me hunde.
Y tú guardas silencio.
Silencio.
Que de ti me aleja más.
Y más tiempo.
Pierdo en este silencio.
Silencio.
De camas vacías y vidas rotas.
Rotas las almas.
Sólo nos une el desprecio
Desprecio.
A grandes olas y a todas horas.
Y a todas horas.
Silencio.
Fdo: Mª Dolores Bernal Cabezas.
( Tu alumna más incoherente)
Espero que en mi ausencia sigáis siendo tan divertidos. En cuanto me encuentre bien leeré vuestros comentarios y estoy segura de que compartiré vuestras bromas y opiniones como hasta ahora.
Hasta pronto. Saludos y abrazos para todos y en especial para Noysi, que estoy convencida de que sabe que mi intención no ha sido ofender a nadie con mis palabras. Yo sé que es así. Quizás, mi ironía, a veces, se vuelve sarcasmo, pero no lo hago queriendo.
Besos y abrazos para tí MVV. Nos vemos.
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