Le viene bien a la cultura española que se hable del poeta Jaime Gil de Biedma porque su obra sigue respirando el aroma del escándalo y el escándalo es el significado más elevado y más civilizador de la literatura en su fase final, en el ámbito del capitalismo trascendental. Lleva veinte años muerto, pero es que murió muy joven. Murió con sesenta años, que es una edad ridícula, es la edad en que la gente de hoy comienza a vivir con sensualidad creciente jubilaciones erotizantes. Mick Jagger tiene, por ejemplo, sesenta y cinco años. En este 2010, Jaime Gil hubiera cumplido ochenta años. Sin duda, no habría quedado otro remedio que darle el Premio Cervantes de Literatura, eso sí, ya bien adentrado el siglo XXI. Un Premio Cervantes otorgado a una obra poética que tiene 150 páginas. A veces tengo la sensación de que la literatura en España la acaban dirigiendo los escritores longevos. La ancianidad es un plus de prestigio, que Biedma no gozó. Si Leopoldo María Panero aguanta, yo creo que podrá recibir el Cervantes dentro de veinte años. Hay que hacerse de ochenta años como mínimo. También Luis Cernuda murió joven. Y Juan Benet también murió joven. Morir a los sesenta años en el siglo XX es como morir a los treinta o cuarenta en el siglo XIX. Gil de Biedma equivale a un Bécquer, un Rimbaud o un Baudelaire. Y también a un Jorge Manrique.
"TRY AGAIN"
Biedma, además, simboliza el molesto recordatorio de que la cantidad de páginas escritas no cuenta. Juan Rulfo y Jaime Gil, en este sentido, uno en prosa y el otro en verso, nos advierten de que la actual y tan abundante producción industrial de la literatura busca la disolución del discernimiento y de la inteligencia. Buena parte de la literatura actual es un “Try Again”. Inténtelo de nuevo. Biedma y Rulfo son un “Contra-Try Again”.
El máximo rendimiento de una obra literaria consiste en que alguien, al final, haga una película sobre el autor de esa obra literaria. Es la única forma de historia literaria que estamos dispuestos a soportar: una película sobre las vidas de nuestros escritores o artistas favoritos. La Historia de la Literatura se ha muerto porque la Historia de la Literatura es un auténtico aburrimiento y nadie está dispuesto a aguantar biografías intelectuales. Sólo nos interesan los escritores vivos, o sobre los que se pueda hacer una película. Esto es una imposición de la cultura Pop. El Pop ha aniquilado a la aristocrática Historia. Y yo no sé por qué, pero me alegro. No me divierte la Historia, ni me la creo. La Historia es irreal. La Historia ni siquiera es virtual. Prefiero el cine. Además, como decía Ballard, el pasado no existe.
GLORIA ARTÍSTICA
El máximo rendimiento de una obra literaria consiste en que alguien, al final, haga una película sobre el autor de esa obra literaria. Es la única forma de historia literaria que estamos dispuestos a soportar: una película sobre las vidas de nuestros escritores o artistas favoritos. La Historia de la Literatura se ha muerto porque la Historia de la Literatura es un auténtico aburrimiento y nadie está dispuesto a aguantar biografías intelectuales. Sólo nos interesan los escritores vivos, o sobre los que se pueda hacer una película. Esto es una imposición de la cultura Pop. El Pop ha aniquilado a la aristocrática Historia. Y yo no sé por qué, pero me alegro. No me divierte la Historia, ni me la creo. La Historia es irreal. La Historia ni siquiera es virtual. Prefiero el cine. Además, como decía Ballard, el pasado no existe.
GLORIA ARTÍSTICA
No se puede hacer una película sobre la vida de Gerardo Diego, pero sí sobre la vida de Lorca. No se puede hacer una película sobre la vida de Gonzalo Torrente Ballester, pero sí sobre la vida de Miguel Hernández. No se puede hacer una película sobre la vida de Dámaso Alonso, pero sí sobre la vida de Gil de Biedma. Y la lista sería divertida. ¿Sobre qué escritores españoles o latinoamericanos se puede hacer una película y sobre cuáles no? Sí sobre Cernuda, no sobre Salinas. Sí sobre César Vallejo, no sobre Miguel Ángel Asturias. Sí sobre Valle-Inclán, no sobre Muñoz Seca. Roberto Bolaño, por ejemplo, está pidiendo a gritos una película. Sean Penn podría hacer de Bolaño. Yo creo que no hay un solo escritor español que no quiera que le hagan una película. Clint Eastwood hubiera hecho un Cela magnífico. Porque todo esto es también el sentido de la gloria artística inventado por Hollywood, una variante del Pop. Me acuerdo de Kirk Douglas haciendo de Van Gogh. Si ese Van Gogh lo llega a interpretar Jean Paul Belmondo, no hubiera sido lo mismo. Yo creo que a Gil de Biedma le hubiera gustado que el actor que le diese vida fuese Brad Pitt o Leonardo di Caprio. Si se me permite la osadía, yo me elegiría a George Clooney. Andy García hizo un Lorca muy glamuroso. Eduardo Noriega podría hacer un Vila-Matas que no estaría nada mal. Gary Cooper podría haber hecho de Azorín, Omero Antonutti de Pío Baroja.
¿EN SERIO O EN BROMA?
La poesía de Jaime Gil de Biedma sigue siendo el lugar en que todo un país como España se convierte en algo interesante. Eso lo sabe el lector inteligente. Me alegro de que una película difunda la poesía del autor de Las personas del verbo. Me alegro infinitamente de que Jaime Gil de Biedma siga siendo un escándalo. Fue un poeta que, procediendo de la burguesía capitalista, se dedicó en cuerpo y alma a dinamitar la clase social de la que procedía. Eso tiene una originalidad filosófica digna de memoria. Sólo discrepo de él en una cosa que tiene justificación generacional: yo no creo que la vida vaya en serio, yo creo que la vida es una broma infinita. .................................................................
Manuel Vilas, ABCD, 23-enero-09
4 comentarios:
Y tan infinita, que se lo digan a los que no llegan al día siguiente, una broma muy pero que muy infinita. No he leído nada de él pero ya me documentaré, virtualmente claro.
Una broma infinita... La broma infinita, de Foster Wallace... Todavía no la he leído, pero últimamente aparece por todos los sitios... Otra señal :), habrá que leerla... Y también a Gil de Biedma.
Ya, pero para estas cosas culturales... uno prefiere ser extranjero, como el celuloide o las targetas de memoria, y entonces creer inocentemente que es mejor desear que las películas sean buenas. Yo creo en ellas.
Saludos
Pues yo me pido:
Kathy Bates para Ana Mª Matute,Sigourney Weaber (fumando mucho) para Blanca Andreu, o mejor para Gabriela Mistral que era altísima,y Ernesto Halterio podría hacer un Manuel Vilas jovencito...
Cris
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