BABELIA Y LOS MEJORES LIBROS DEL AÑO 2008: UN MISTERIO ELECTRÓNICO
Llevo tiempo pronosticando la muerte de la literatura española en la primera mitad del siglo XXI.
No hay razones para preocuparse, sin embargo. Cuentan que Bill Gates anunció en 1981 que nadie necesitaría ordenadores personales con más de 640 Kb de memoria. El ordenador con el que reproduzco su pronóstico tiene una memoria de 512 Mb. El mismo Gates vaticinó en 2004 que en 2006 habríamos resuelto el problema del spam. Hoy he recibido 203 correos basura y quedan dos horas para terminar el día. En mayo de 2008, Goldman Sachs, el FIM, varios premios Nobel de economía, el Santander, La Caixa, Hugo Chávez y un sabio etcétera de expertos predijeron un inminente barril de petróleo a 200 dólares. En diciembre de 2008, el barril de petróleo cuesta unos 40 dólares.
Predecir es decir lo que no sucederá. Prever es ver con los ojos cerrados lo que no sucederá cuando abramos los ojos. Con divertida frecuencia, el acto de pronosticar contiene dos momentos íntimamente relacionados: a) explicar qué ocurrirá; b) explicar por qué no ha ocurrido. Sin embargo, el ser humano no se cansará nunca de pronosticar, como no se cansará jamás de equivocarse, como no se cansará nunca de justificar sus equivocaciones.
Yo llevo años pronosticando la muerte de la literatura española en esta primera mitad del siglo XXI, y ni me arrepiento ni me canso.
El sábado 27 de diciembre de 2008, en el bar Ya-Ya, me desayuné dos cafés con leche, un cruasán y el suplemento de Babelia que contenía los grandes libros del año, según opinión y votación de los 57 críticos, colaboradores y periodistas del suplemento que participaron en la encuesta para elegir el mejor libro de 2008.
El mejor libro de 2008, en Babelia y en España, es una traducción del inglés: Chesil Beach, de Ian McEwan, una de sus obras más flojas, publicada por Anagrama. Pero no nos preocupemos: el mejor libro de 2007, en Babelia y en España, fue una traducción del ruso: Vida y destino, de Vasili Grosman, una buena novela publicada por Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.
Entre los diez grandes títulos de 2008 elegidos por Babelia, seis son traducciones. Entre los cuarenta libros de 2008 para recordar, veintiuno son traducciones (una del catalán, excepcionalmente). De estos cuarenta libros para recordar –que olvidaremos pronto, probablemente, según la implacable Ley de la Actualidad y el Periodismo-, quince están firmados por autores españoles que aún escriben en español. De esos quince libros, sólo tres han sido escritos por autores españoles menores de cincuenta y ocho años, a saber: Lili Marlen. Canción de amor y muerte (Rosa Sala Rose, 1969, ensayo), Derrrumbe (Ricardo Menéndez Salmón, 1971, novela) y El país del miedo (Isaac Rosa, 1974, novela). No está mal para asegurar la renovación generacional de la literatura española, condición imprescindible de su superviviencia.
NOTA a: Como ustedes comprobarán más adelante, si continúan leyendo, resulta misteriosa esta inclusión de Rosa Sala Rose entre los cuarenta libros de 2008 para recordar.
Llego a casa, bien desayunado, y visito ELPAÍS.com, donde podré encontrar en PDF la lista de los 57 votantes de Babelia con todos los títulos votados.
Encuentro:
1. Me han desaparecido 8 votantes. Si no me he equivocado, o si el documento en PDF no se ha corrompido al descargarlo, sólo me aparecen las listas de 49 votantes, en lugar de los 57 prometidos.
NOTA b: Al cabo de unos días, para asegurarme de que mi PDF no estuviese corrompido, me descargaré un nuevo PDF. Comprobaré entonces que no aparece ninguna mención a los 57 votantes, sino esta frase: “Críticos y colaboradores de Babelia han seleccionado y puntado diez obras publicadas a lo largo del último año”, pero que arroja aproximadamente los mismos resultados que el PDF anterior, que por cierto seguiré encontrando por el buscador de Babelia.
2. De estos aproximadamente 490 votos, unos 265 corresponden a traducciones, unos 185 a obras de autores españoles y unos 40 a títulos de autores hispanoamericanos. Si ustedes continúan leyendo este episodio cultural, observarán que las cosas del mundo suceden y son aproximadamente.
3. Según el PDF de los 49 votantes presentes y los 8 votantes desaparecidos, Chesil Beach, el libro más votado de 2008, ha obtenido 46 puntos y ha sido mencionado por cinco personas. Curiosamente, God & Gun. Apuntes de polemología de Rafael Sánchez Ferlosio, segundo libro más votado de 2008, ha conseguido 56 puntos y ha sido mencionado por 9 personas. Así pues, el segundo libro más votado de 2008 tiene más votos que el primer libro más votado de 2008.
Regreso al Babelia en papel, intentando aclararme, y leo estas palabras de Winston Manrique Sabogal: “Chesil Beach, del británico Ian McEwan, fue el ganador claro con 90 puntos tras ser mencionado por 11 personas. Aunque el ganador no siempre es el más nombrado. Ese honor le correspondió a God & Gun. Apuntes de polemología, de Rafael Sánchez Ferlosio, que estuvo en 12 listas y con 74 puntos quedó segundo.” Así pues, 6 de los 8 votantes desaparecidos nombraron Chesil Beach y le concedieron 44 puntos. En consecuencia, los 8 votantes desaparecidos resultan ser los votantes decisivos.
Y parece serlo, en efecto, porque busco de nuevo en mi PDF incompleto y encuentro:
4. El tercer libro de la lista ganadora (Sale el espectro, de Philip Roth) tiene 6 nominaciones y 40 puntos. El cuarto, en cambio (Todos los cuentos, de Cristina Fernández Cubas), tiene 8 nominaciones y 53 puntos, es decir, más que el tercero y también más que el primero. Es decir, sorprendentemente, el cuarto es el segundo.
NOTA c: ¿Recuerdan lo que escribí más arriba, aquello de que predecir es decir lo que no sucederá? Yo llevo años pronosticando la muerte de la literatura española durante la primera mitad del siglo XXI, y confiaba en usar la lista de Babelia como argumento poderoso de mi tesis. Pues bien, mi PDF incompleto me ha jugado una mala pasada: según él, el mejor libro de 2008 es de Rafael Sánchez Ferlosio, y el segundo de Cristina Ferández Cubas, dos autores españoles, mientras que Ian McEwan y Philip Roth ocupan la tercera y cuarta posición. Mala suerte. Sin embargo, como pronosticar consiste en justificar por qué no se han cumplido nuestros pronósticos, yo no me resigno fácilmente a abandonar mis vacitinicios. Entro de nuevo en mi incompleto PDF y encuentro detalles como los siguientes:
5. Veamos qué han votado algunos destacados, y realmente detacables, escritores españoles. Jesús Ferrero: 10 traducciones y ningún autor español. José Luis de Juan: 10 traducciones y ningún autor español. José María Guelbenzu: 8 traducciones y dos autores españoles, ambos en las últimas posiciones, uno poeta y el otro editor. Vicente Verdú: 8 traducciones y dos autores españoles, uno él mismo, colocado en la quinta posición –supongo que se trata de un error de mi PDF incompleto, aunque No Ficción sea una original y atractiva propuesta literaria que se merecería tener más votos que el único que obtiene de su autor-, y el otro Eloy Fernández Porta, en la décima posición. Así pues, no parece que algunos destacables escritores españoles se entusiasmen ni valoren excesivamente la literatura española publicada en 2008. Reconozco que hago trampas. Reconozco que las votaciones de otros destacados escritores que ustedes podrán encontrar en el incompleto y famoso PDF desvirtuarían parcialmente mi argumento, pero les ruego que sean comprensivos conmigo. Yo no soy sino una pobre criatura humana intentando defender sus pronósticos. Como George Bush pronosticando la existencia de peligrosas armas químicas en Irak. Como José María Aznar pronosticando lo mismo. Como José Luis Rodríguez Zapatero anunciando el final dialogado con ETA horas antes de los muertos en la Terminal 4. Como Pedro Solbes augurando, en mayo de 2008, que difícilmente la economía española sufrirá un crecimiento negativo dos trimestres seguidos y caerá en recesión.
En fin, va siendo hora de despedirse. No me resigno, sin embargo, a dejar de entrar por última vez en mi misterioso PDF de los 49 votantes presentes y los 8 votantes desaparecidos y señalar algunos detalles, en rápidas pinceladas impresionistas:
-El quinto libro de la lista debería ser el cuarto por resultados.
-Varios libros de la lista –entre ellos, los poemarios de Ullán, Plath, García Valdés o Gimferrer- superan en nominaciones y en puntos a los best-sellers de Stieg Larsson, que ocupan sin embargo la octava posición.
-Quieto, de Marius Serra, aparece en la posición 34 de los cuarenta libros para recordar, con 7 puntos y una sola nominación. Lo que sé de los vampiros, de Francisco Casavella, no aparece por ninguna parte con 10 puntos y una nominación. España, de Manuel Vilas, con 7 puntos y una nominación, los mismos que Quieto, tampoco existe entre los cuarenta libros que deberemos recordar de 2008. No va a ser fácil así aclararse y acordarse de lo que deberemos recordar.
-Lili Marleen. Canción de amor y muerte, de Rosa Sala Rose, ocupa una digna posición 32 entre los libros recordables, con 8 puntos y una sola nominación. Nada que objetar, salvo que, entre otros ejemplos, El país del miedo de Isaac Rosa ocupa la posición 40 con 17 puntos y 3 personas que lo han nombrado.
-Eume, libro de César Antonio Molina, poeta y ministro de Cultura, tiene una solitaria nominación y dos puntos solamente.
-El libro de Gimferrer muestra con orgullo sus 6 nominaciones y 37 puntos, frente al de Luis García Montero, con 2 nominaciones y 10 puntos.
En fin, va siendo hora de despedirse. De despedirse de muchas cosas. De despedirse tal vez de la literatura española a lo largo de la primera mitad del siglo XXI. De decir definitivamente adiós a nuestra pretensión de comprender exactamente la realidad, incluida la lista de los grandes libros del año 2008 publicada por Babelia el 27 de diciembre del pasado año.
Como escribí más arriba, las cosas del mundo suceden y son para nosotros aproximadamente. Conformémonos con esta aproximación al mundo y a la verdad, siempre lejanos de nosotros.
Llevo tiempo pronosticando la muerte de la literatura española en la primera mitad del siglo XXI.
No hay razones para preocuparse, sin embargo. Cuentan que Bill Gates anunció en 1981 que nadie necesitaría ordenadores personales con más de 640 Kb de memoria. El ordenador con el que reproduzco su pronóstico tiene una memoria de 512 Mb. El mismo Gates vaticinó en 2004 que en 2006 habríamos resuelto el problema del spam. Hoy he recibido 203 correos basura y quedan dos horas para terminar el día. En mayo de 2008, Goldman Sachs, el FIM, varios premios Nobel de economía, el Santander, La Caixa, Hugo Chávez y un sabio etcétera de expertos predijeron un inminente barril de petróleo a 200 dólares. En diciembre de 2008, el barril de petróleo cuesta unos 40 dólares.
Predecir es decir lo que no sucederá. Prever es ver con los ojos cerrados lo que no sucederá cuando abramos los ojos. Con divertida frecuencia, el acto de pronosticar contiene dos momentos íntimamente relacionados: a) explicar qué ocurrirá; b) explicar por qué no ha ocurrido. Sin embargo, el ser humano no se cansará nunca de pronosticar, como no se cansará jamás de equivocarse, como no se cansará nunca de justificar sus equivocaciones.
Yo llevo años pronosticando la muerte de la literatura española en esta primera mitad del siglo XXI, y ni me arrepiento ni me canso.
El sábado 27 de diciembre de 2008, en el bar Ya-Ya, me desayuné dos cafés con leche, un cruasán y el suplemento de Babelia que contenía los grandes libros del año, según opinión y votación de los 57 críticos, colaboradores y periodistas del suplemento que participaron en la encuesta para elegir el mejor libro de 2008.
El mejor libro de 2008, en Babelia y en España, es una traducción del inglés: Chesil Beach, de Ian McEwan, una de sus obras más flojas, publicada por Anagrama. Pero no nos preocupemos: el mejor libro de 2007, en Babelia y en España, fue una traducción del ruso: Vida y destino, de Vasili Grosman, una buena novela publicada por Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.
Entre los diez grandes títulos de 2008 elegidos por Babelia, seis son traducciones. Entre los cuarenta libros de 2008 para recordar, veintiuno son traducciones (una del catalán, excepcionalmente). De estos cuarenta libros para recordar –que olvidaremos pronto, probablemente, según la implacable Ley de la Actualidad y el Periodismo-, quince están firmados por autores españoles que aún escriben en español. De esos quince libros, sólo tres han sido escritos por autores españoles menores de cincuenta y ocho años, a saber: Lili Marlen. Canción de amor y muerte (Rosa Sala Rose, 1969, ensayo), Derrrumbe (Ricardo Menéndez Salmón, 1971, novela) y El país del miedo (Isaac Rosa, 1974, novela). No está mal para asegurar la renovación generacional de la literatura española, condición imprescindible de su superviviencia.
NOTA a: Como ustedes comprobarán más adelante, si continúan leyendo, resulta misteriosa esta inclusión de Rosa Sala Rose entre los cuarenta libros de 2008 para recordar.
Llego a casa, bien desayunado, y visito ELPAÍS.com, donde podré encontrar en PDF la lista de los 57 votantes de Babelia con todos los títulos votados.
Encuentro:
1. Me han desaparecido 8 votantes. Si no me he equivocado, o si el documento en PDF no se ha corrompido al descargarlo, sólo me aparecen las listas de 49 votantes, en lugar de los 57 prometidos.
NOTA b: Al cabo de unos días, para asegurarme de que mi PDF no estuviese corrompido, me descargaré un nuevo PDF. Comprobaré entonces que no aparece ninguna mención a los 57 votantes, sino esta frase: “Críticos y colaboradores de Babelia han seleccionado y puntado diez obras publicadas a lo largo del último año”, pero que arroja aproximadamente los mismos resultados que el PDF anterior, que por cierto seguiré encontrando por el buscador de Babelia.
2. De estos aproximadamente 490 votos, unos 265 corresponden a traducciones, unos 185 a obras de autores españoles y unos 40 a títulos de autores hispanoamericanos. Si ustedes continúan leyendo este episodio cultural, observarán que las cosas del mundo suceden y son aproximadamente.
3. Según el PDF de los 49 votantes presentes y los 8 votantes desaparecidos, Chesil Beach, el libro más votado de 2008, ha obtenido 46 puntos y ha sido mencionado por cinco personas. Curiosamente, God & Gun. Apuntes de polemología de Rafael Sánchez Ferlosio, segundo libro más votado de 2008, ha conseguido 56 puntos y ha sido mencionado por 9 personas. Así pues, el segundo libro más votado de 2008 tiene más votos que el primer libro más votado de 2008.
Regreso al Babelia en papel, intentando aclararme, y leo estas palabras de Winston Manrique Sabogal: “Chesil Beach, del británico Ian McEwan, fue el ganador claro con 90 puntos tras ser mencionado por 11 personas. Aunque el ganador no siempre es el más nombrado. Ese honor le correspondió a God & Gun. Apuntes de polemología, de Rafael Sánchez Ferlosio, que estuvo en 12 listas y con 74 puntos quedó segundo.” Así pues, 6 de los 8 votantes desaparecidos nombraron Chesil Beach y le concedieron 44 puntos. En consecuencia, los 8 votantes desaparecidos resultan ser los votantes decisivos.
Y parece serlo, en efecto, porque busco de nuevo en mi PDF incompleto y encuentro:
4. El tercer libro de la lista ganadora (Sale el espectro, de Philip Roth) tiene 6 nominaciones y 40 puntos. El cuarto, en cambio (Todos los cuentos, de Cristina Fernández Cubas), tiene 8 nominaciones y 53 puntos, es decir, más que el tercero y también más que el primero. Es decir, sorprendentemente, el cuarto es el segundo.
NOTA c: ¿Recuerdan lo que escribí más arriba, aquello de que predecir es decir lo que no sucederá? Yo llevo años pronosticando la muerte de la literatura española durante la primera mitad del siglo XXI, y confiaba en usar la lista de Babelia como argumento poderoso de mi tesis. Pues bien, mi PDF incompleto me ha jugado una mala pasada: según él, el mejor libro de 2008 es de Rafael Sánchez Ferlosio, y el segundo de Cristina Ferández Cubas, dos autores españoles, mientras que Ian McEwan y Philip Roth ocupan la tercera y cuarta posición. Mala suerte. Sin embargo, como pronosticar consiste en justificar por qué no se han cumplido nuestros pronósticos, yo no me resigno fácilmente a abandonar mis vacitinicios. Entro de nuevo en mi incompleto PDF y encuentro detalles como los siguientes:
5. Veamos qué han votado algunos destacados, y realmente detacables, escritores españoles. Jesús Ferrero: 10 traducciones y ningún autor español. José Luis de Juan: 10 traducciones y ningún autor español. José María Guelbenzu: 8 traducciones y dos autores españoles, ambos en las últimas posiciones, uno poeta y el otro editor. Vicente Verdú: 8 traducciones y dos autores españoles, uno él mismo, colocado en la quinta posición –supongo que se trata de un error de mi PDF incompleto, aunque No Ficción sea una original y atractiva propuesta literaria que se merecería tener más votos que el único que obtiene de su autor-, y el otro Eloy Fernández Porta, en la décima posición. Así pues, no parece que algunos destacables escritores españoles se entusiasmen ni valoren excesivamente la literatura española publicada en 2008. Reconozco que hago trampas. Reconozco que las votaciones de otros destacados escritores que ustedes podrán encontrar en el incompleto y famoso PDF desvirtuarían parcialmente mi argumento, pero les ruego que sean comprensivos conmigo. Yo no soy sino una pobre criatura humana intentando defender sus pronósticos. Como George Bush pronosticando la existencia de peligrosas armas químicas en Irak. Como José María Aznar pronosticando lo mismo. Como José Luis Rodríguez Zapatero anunciando el final dialogado con ETA horas antes de los muertos en la Terminal 4. Como Pedro Solbes augurando, en mayo de 2008, que difícilmente la economía española sufrirá un crecimiento negativo dos trimestres seguidos y caerá en recesión.
En fin, va siendo hora de despedirse. No me resigno, sin embargo, a dejar de entrar por última vez en mi misterioso PDF de los 49 votantes presentes y los 8 votantes desaparecidos y señalar algunos detalles, en rápidas pinceladas impresionistas:
-El quinto libro de la lista debería ser el cuarto por resultados.
-Varios libros de la lista –entre ellos, los poemarios de Ullán, Plath, García Valdés o Gimferrer- superan en nominaciones y en puntos a los best-sellers de Stieg Larsson, que ocupan sin embargo la octava posición.
-Quieto, de Marius Serra, aparece en la posición 34 de los cuarenta libros para recordar, con 7 puntos y una sola nominación. Lo que sé de los vampiros, de Francisco Casavella, no aparece por ninguna parte con 10 puntos y una nominación. España, de Manuel Vilas, con 7 puntos y una nominación, los mismos que Quieto, tampoco existe entre los cuarenta libros que deberemos recordar de 2008. No va a ser fácil así aclararse y acordarse de lo que deberemos recordar.
-Lili Marleen. Canción de amor y muerte, de Rosa Sala Rose, ocupa una digna posición 32 entre los libros recordables, con 8 puntos y una sola nominación. Nada que objetar, salvo que, entre otros ejemplos, El país del miedo de Isaac Rosa ocupa la posición 40 con 17 puntos y 3 personas que lo han nombrado.
-Eume, libro de César Antonio Molina, poeta y ministro de Cultura, tiene una solitaria nominación y dos puntos solamente.
-El libro de Gimferrer muestra con orgullo sus 6 nominaciones y 37 puntos, frente al de Luis García Montero, con 2 nominaciones y 10 puntos.
En fin, va siendo hora de despedirse. De despedirse de muchas cosas. De despedirse tal vez de la literatura española a lo largo de la primera mitad del siglo XXI. De decir definitivamente adiós a nuestra pretensión de comprender exactamente la realidad, incluida la lista de los grandes libros del año 2008 publicada por Babelia el 27 de diciembre del pasado año.
Como escribí más arriba, las cosas del mundo suceden y son para nosotros aproximadamente. Conformémonos con esta aproximación al mundo y a la verdad, siempre lejanos de nosotros.
(Artículo procedente de la web de DVD Ediciones).
7 comentarios:
Bravo Sergio. Con dos cojones. Con esto queda demostrado que este país sigue siendo un fraude sin límites. Ni se preocupan en amañar las cosas. Sin duda el siglo XXI estará lleno de misterios a cara descubierta.
¿Seguro que esto no es un capítulo más de "España"? La situación lo es.
XD
Demoledor.
Aunque discrepo en una cosa: la literatura española no muere, es más bien un ser larvario que se agita bajo terrones, que abre galerías en los rincones de la casa (del libro), pero es un ser vivo, al fin y al cabo.
Los que están muertos son todos estos notarios de la defunción, la fauna necrófaga del mundillo, la cosa en sí, llámese Babelia, Patio de Monipodio o correveydile.
Pero todavía hay literatura viva por ahí. Otra cosa es que la gente se entere.
Defina usted la palabra birlibirloque: "Las votaciones de El País".
Como dice Bellever, ¡demoledor!
Aquí hacen otra lectura no menos interesante:
http://ellamentodeportnoy.blogspot.com/ (Blog que Vila-Matas lo tiene en su nómina de blogos que lee)
Saludos.
PD: Por cierto, no he leído nada suyo. Va siendo hora. ¿Por dónde empiezo?
Este artículo, y todo este asunto, no ha tenido toda la repercusión que debiera.
Aunque había leído una reflexión similar sobre la lista de El País en el blog de El síndrome Chéjov, y otra de una manipulación equivalente en el diario Público en el blog Vivir del cuento, este grave incidente que afecta a la veracidad de nuestros medios no ha sido ni en la red, ni mucho menos en prensa escrita.
Es increíble cómo se pueden publicar unas listas en páginas destacadas de los principales periódicos nacionales, que gente de la valía de Sergio Gaspar, Miguel Ángel Muñoz, o Jiménez Morato denuncie el fraude, y que esa información sólo quede en un segundo plano, confinada a los márgenes, alejada del gran público.
El artículo de Sergio Gaspar, en efecto es demoledor, y debería extenderse por la red como un mensaje viral.
Interesante. Sobre todo porque confirma lo que muchos lectores sospechamos: manipulación e intereses por detrás de casi todas las listas que se hacen de este tipo. Incluso cuanto más prestigio tiene un suplemento, más intereses (aunque parezca que debiera seral revés). En la red las noticias, van llegando.
Todos los ranking (gran palabro wallstreetiense) me producen cierto sonrojo, incluidos los míos.
En cualquier caso, para tranquilidad de sus predicciones, la gran novela de Vasili Grossman (que me encantó) fue escrita a mediados del sXX.
Chesil Beach es un libro interesante. No sé si es mejor o peor que otros, pero me alegro de haberlo leído. Es una historia muy aparentemente sencilla y con mucha intención.
Un saludo!
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