miércoles, 2 de septiembre de 2009

CLASE DE LINGÜÍSTICA ELEMENTAL: A PROPÓSITO DE LA POLÉMICA DE BONO EN EL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

Me parece alucinante que una lengua como el español que la hablan 500 millones de personas en el mundo tenga que pedir permiso para poder ser usada en el Congreso de los Diputados de un país que se llama España. Me parece alucinante que al uso del español en el Congreso de los diputados lo llamen nacionalismo español. Me parece una vergüenza intelectual (más intelectual que política) que al proceso de comunicación lingüística lo doten de señas de identidad. Hablamos español porque queremos hablar con el otro, no porque seamos españoles, sino porque deseamos desesperadamente comunicarnos con nuestros semejantes. La lengua es una convención, no una identidad. La convención es un acuerdo útil, solo eso. La lengua no es identidad, coño, es comunicación. Que más quisiéramos todos que hablar diez lenguas, pero todavía eso no es posible.

13 comentarios:

Leo del Mar dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Javier López Clemente dijo...

Tome fuerzas Mr. Vilas que dentro de poquito tendremos que hacer uso de ese pensamiento aqui en casa, cuando los que confunden lengua con identidad tengan fuerza suficiente como para que alucinemos.

Salu2 Córneos

Clifor dijo...

¡Fascista opresor![modo nacionalista off]

I agree.
Saludos.

sergisonic dijo...

El tema de la lengua, por desgracia, se utiliza demasiado gratuitamente, de forma demasiado imprudente. La demagogia roza muchas de las opiniones políticas.

Estoy de acuerdo en que la lengua no es política. Y estoy muy apenado porque en España, de la lengua, se hace política.

De todas maneras, y admito que, seguramente el problema es mío, quizás confundo la terminología que utilizas. Dices: una vergüenza intelectual que al proceso de comunicación lingüística lo doten de señas de identidad. Tu indignación (las negritas) me hacen entender que, donde dices "señas de identidad", te refieres a señas y símbolos patriotas. Si estoy equivocado me corriges.

Mi confusión estriba ahí, porque yo sí creo que, en tanto en cuanto una identidad se define por unos rasgos, característicos, distintivos, estos no son meramente físicos (color del pelo, ojos, altura) sino también culturales, intelectuales, antropológicos. Y en este sentido, la hora de la siesta o la lengua en la que se habla, sí creo que son rasgos característicos (lo que para mí serían las señas de identidad).

Lo que me refiero es que nunca tendría miedo de decir que en Cataluña un rasgo distintivo (una seña de identidad) es que se hable el catalán, y básicamente porque es así, es una certeza. Otra cosa muy distinta es hacer un uso aprovechado de ello para hacer politiqueo barato con ello. Politiqueo patriota, por un lado, y reduccionista y poco sensible, desde el otro.

En Catalunya, a pesar de Unos y Otros, la convivencia del catalán y el castellano es modélica, digna de estudio y de orgullo. Lo creo en serio. Y me asusta mucho cuando veo cuando a algún político (o emisario, porque hay cada periodista-bufón por ahí suelto [viva Curri Valenzuela]) que lo único que intenta es sembrar el miedo y la confrontación con algo tan bello como es la lengua, la comunicación, la capacidad de entendimiento de las personas.

Pero os lo digo de verdad, por ejemplo, en Cataluña el catalán y el castellano conviven a la perfección. Y la mejor de las leyes que lo permiten es la del sentido común. Hace poco un juez solicitó por favor a un compañero de trabajo si podía hacer su declaración en castellano, ya que no entendía el catalán. mi compañero sólo avisó que se expresaba mejor en catalán, pero que la haría en castellano sin ningún problema. Claro está, con ello mi opinión no puede diferir mucho en que, si en el Congreso de los diputados nadie me va a entender, ¿por qué narices voy a hablar en catalán? ¿o en chino? Aun así, me sabe mal no comprobar de tanto en tanto un sólo ápice de sensibilidad o estima hacia el resto de lenguas cooficiales. Y que ni tan sólo en el Senado, la cámara de representación territorial de España, tengan cabida, me parece, cuando menos, estrambótico.

Si la lengua fuera sólo una convención, quizás todos acabaríamos hablando en inglés, o en códigos binarios de ceros y unos. La lengua es cultura, y la cultura tiene rasgos distintivos. No en todos lados se duerme la siesta. La lengua es más que una convención, aunque es cierto que ni es una bandera, ni hemos de dar motivos o permitir a los políticos que den motivos para que la utilicen como una bandera.

Espero no haberme liado mucho....

Un abrazo muy fuerte, deseando leer tu nueva novela :)

sergi

Miguel Ángel dijo...

Señor Vilas,

Una vez tenida la osadía de usar sus palabras en mi blog le copio el link para que pueda seguir el hilo de lo suscitado:

http://hastaquetedigaquepares.blogspot.com/2009/09/los-intelectuales-y-la-politica.html

Anónimo dijo...

Bueno, yo no lo le visto ni he leído nada al respecto a parte de esto, pero estoy de acuerdo en que es algo vergonzoso y penoso de ver (subrayar hasta la coma:) en ese contexto, sin embargo no es más que una imbecilidad corriente de los políticos, a los que sencillamente no se les puede pedir una ética intelectual, ya que sus intelectos se dedican a la política (o como mucho al pensamiento político) y no al pensamiento como tal.
Así que, sí, estoy de acuerdo en que la lengua es una convención, y que es comunicación y no identidad, pero en ese contexto, repito, en el que es evidente que lo que se necesita de la lengua es que cumpla su función comunicativa (ergo se trata de una fea maniobra demagógica más de las habituales en los políticos).

Porque en un contexto más amplio que el político (que es bien pequeño), sí que me parece indiscutible que la lengua es identidad. Hasta tal punto que la propia lengua influye en la forma de las expresiones artísticas, en la forma artística.
Esto lo veo clarísimo en la música. En la música -me refiero al rock en sentido amplio o al pop-rock si queréis-, la forma está basada en la lengua inglesa. Por ello, cantar en castellano requiere una especie de cambio de código en la propia música para que se adapte a la voz, que es el instrumento principal. Evidentemente esto implica una relación directa entre las características morfosintácticas y fonéticas, y prosódicas, de la lengua y la forma artística. Es más, la propia lengua me parece una forma artística peculiar y distinta de percibir y representar el mundo. En el fondo creo que sólo se trata de la belleza, y nadie quiere perder la suya en sus peculiaridades, sin que eso implique en absoluto pensar que se es más guapo que el vecinos.
Volviendo al ejemplo de la música, en los ochenta muchos lo hicieron muy bien. Ahora mismo, me parece que el rey, y el mejor ejemplo de lo que digo de la forma, es Nacho Vegas.

Saludos.

Leo del Mar dijo...

Vilas dice, en el que entiendo como punto central de este texto, que es intelectualmente vergonzoso dotar al proceso de la comunicación lingüistica de dotes de identidad.
Obviamente debemos sobreentender que se refiere a las identificaciones 'entre' humanos, y no 'de' humanos con el resto de las especies (si bien algunas especies sí se comunican vía oral-auditiva no podemos hablar de lengua como tal y en ningún caso es escrita esta comunicación, y las comunicaciones entre máquinas, aún entendiéndolas como especie, en algún momento dado requieren de la intervención humana).
El hecho de comunicarnos unos con otros, mediante la lengua, no nos identifica más que como humanos.
Las diferentes lenguas, como el resto de manifestaciones culturales, no son señas de identidad sino características adquiridas natural y/o forzosamente, diferenciadoras sí, pero convenciones al fin y al cabo.
Lo cual no quita que los individuos desarrollen una identidad social, sicosociológicamente hablando, muy emotiva en la mayoría de los casos, pero que en verdad no se corresponde con una identidad personal propia.
La política en tanto que "arte de lo posible" suele reducir la lógica y sentido común a un juego de intereses y convenciones cínico y partidista, al cual la mayoría, aunque en muchos casos siempre y cuando no tengamos intereses propios en los asuntos que se discuten, asistimos estupefactos.
De paso permítaseme repartir caponazos varios entre los académicos de la RAE que permitieron aproximarse en el significado hasta el sinónimo a las palabras 'personalidad' e 'identidad'.
Saludos.

Herman_Zgz dijo...

Absolutamente de acuerdo con tu comentario. Gracias MV por decir lo que muchos pensamos.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Te equivocas, Leo. La idea central de este texto no es la que apuntas. La idea central está en la parte en negrita y, más concretamente, aquí: "La lengua no es identidad, coño, es comunicación".

Aquí, en el texto de Vilas, digo, se están mezclando dos conceptos de identidad, de ahí la confusión resultante.
Lo que no me cuadra es que podamos creer que otro alguien cualquiera con dos dedos de frente pueda pensar que la lengua que habla define la identidad de su persona en lo esencial.
Esto sí que me alucina.

Me parece que lo que se está mezclando aquí sin solución de continuidad es la así llamada identidad nacional (podemos llamarla como nos dé la gana y seguirá siendo lo mismo) con la identidad de la persona (ídem). Lo digo por si no está suficientemente claro.

¿Es eso “lo que muchos pensamos”? Pues, absolutamente, gora la confusión.

Ahora, como dice sergisonic, también podemos hablar todos inglés. En todo el mundo y por cojones. Quizá sea la revolución tecnológica definitiva en aras de la comunicación humana: Pangea… Gaia… Asimov… Eso.

Saludos comunicantes.

Leo del Mar dijo...

A ver David lo que yo destaco, que también está en negrita en el texto de papá Vilas, y no es que estemos hablando de geografía (¿o sí?) pero se encuentra en el centro del escrito a su vez, no es más que la lógica consternación resultante de lo que tú destacas en lo que dice Vilas ("La lengua no es identidad, ...., es comunicación). A ti te parece chocante el mismo hecho, como apuntas cuando afirmas que no te puedes creer que pensemos que haya gente que trata de asemejar la lengua que habla con la propia identidad inherente a su persona, que a mí o seguramente a Vilas, Manuel. No creo que sea Vilas, o los demás que opinamos igual, incluido tú, el confundido, sino que se trata de confundir, con mucho éxito por cierto gracias al soporte intelectual de las distintas 'intelligentsia', desde la esfera política identidad personal, subyugada a la identidad nacional como bien dices, con la identificación con una lengua. Ergo: yo=lengua.
Identifica y vencerás.
Pueden engañar a muchos y muchas veces pero no a todos siempre, ¿o sí?.
Preferiría el esperanto antes que el inglés por eso de empezar todos los países desde cero, by the way.

Anónimo dijo...

Querido Leo, puede que yo sea un pervertido sexual, pero para mí que más que la geografía lo que destaca en el centro de la cuestión es la anatomía.
Me refiero al centro de la afirmación que yo "indentifico" (si lo hago mal es culpa de mi cerebro lingüístico, que a veces falla), no "destaco", como centro de la susodicha... eh... cuestión. Todos sabemos que un párrafo no es una sucesión de frases intercambiables entre sí.

Sólo digo, puntualizo, que según mi entendimiento, con la carrerilla, Vilas se sale del contexto del Congreso de los Diputados, primero hablando de una necesidad desesperada de comunicarnos (que en ningún caso se da allí, en el Congreso, por cierto) y luego de la lengua en abstracto como nada más que una convención útil (con el Congreso ya perdido en la lejanía). Al salirse del contexto derivando de lo concreto a lo abstracto (que coincide con la polémica negrita, precisamente), y dado que al leer y releer el texto yo entiendo que la conclusión final, lógica, y enérgica, del mismo es que la lengua sólo es comunicación, digo que hay una confusión retórica o una ilogicidad en el texto, no que nadie quiera confundir.

Pero como todo el mundo está absolutamente de acuerdo (también en lo de la necesidad de comunicarnos), flipo un poco.

Si alguien va a Madrid, al Congreso de los Diputados o a cualquier otro sitio, y se queja de que no puede hablar euskera o catalán, de que no le dejan ser él mismo, lo normal es que se lo lleven al manicomio.

Si alguien viene a Euskadi y se encuentra con alguien que le llama nacionalista español por hablar en español, que llame a la ertzaintza: al manicomio.

Ahora bien: lo normal y lo sano es querer conservar la lengua autóctona porque sí forma parte de la identidad xxxxxx-al de tu pueblo, región, terruño o como quieras llamarlo. Y el problema es que en formol no se puede.

El problema en este debate son las grandes palabras.

Saludos.

Leo del Mar dijo...

David my man,
las diferentes formas de interpretar un texto, y por extensión la realidad, es seña de identidad, en este caso humana, y una muy saludable para el devenir en la derrota del pensamiento único, pero nunca a costa del sentido común que es lo que con justicia les achacamos a los políticos. Sólo eso.
Y estoy, faltaría más, muy de acuerdo en la necesidad de conservar el mayor número de lenguas posibles no porque formen parte de ninguna identidad local sino porque constituyen un legado exclusivamente humano como apunté en un comentario anterior.
Saludos polilingües y hasta pronto.

Anónimo dijo...

OK, man. Nada más que decir por mi parte.
Ta luego.
Saluti.